Train to Busan
★★★★★
(Corea
BUSANHAENG del Sur, 2016, 118 min.).
Dirección y guión: Yeon Sang-ho. Intérpretes:
Yoo Gong, Ma Dong-seok, Ahn So-hee, Kim Soo-an.
Fotografía: Lee Hyung-deok.
Música: Jang Young-gyu.
TERROR.
Estamos saciados ya
de ficciones sobre zombis? Mientras sean como Train to Busan, no. Tiene esta película con aroma a film de culto un atributo que es el mismo que el de Mad Max: Furia en la carretera
(George Miller, 2015) o Rompenieves
(Bong Joon-ho, 2013): es absolutamente cinética. Todo en ella se mueve, incluso los planos estáticos dentro del vagón están también en perpetuum mobile. Porque este tren de la bruja (o del zombi) no para. Sorprende cómo una película con tan poco sentido de la pausa sobre el papel, consigue ser tan precisa y hasta icónica en alguna de sus imágenes.
En este trayecto frenético en el que en cada parada sube al tren un giro de guión original (de hecho, hasta la pre- cuela es un golpe de efecto inopinado: es un anime dirigido por él mismo Yeon Sang-ho, Seoul Station), se advierten además alguna lecturas de más largo alcance. Teniendo en cuenta su orgullosa vocación de entretenimiento casi de serie B, se agradecen lecturas sobre esta civilización moderna que se devora a sí misma. Capitalismo infectado. Capitalismo caníbal. Lo mejor: su adrenalina narrativa es irresistible.
Lo peor: que parezca otra de zombis cuando no lo es. FECHA ESTRENO: 5 ENERO entonces, Gil firma una historia de corte existencialista sobre el sentido de la vida con la criogenización como excusa. A veces imbuida en su indisimulado espíritu New Age, con Lucas Vidal emulando a Max Richter y el director de fotografía, Pau Esteve Birba, malickeando, el film puede irritar a algunos por su carácter discursivo, su reiterativa voz en off y sus imágenes de Instagram.
Pero es firme en sus convicciones y contundente en su mensaje: sólo la muerte acaba ofreciéndole valor a la vida, sólo el carácter conclusivo de ésta dota de sentido a nuestro relato vital. Definitivamente, nadie puede negarle a la película su personalidad, aunque a veces parezca que esta está de prestado. Lo mejor: Oona Chaplin, deliciosa. Lo peor: a ratos, el film se ensimisma contemplando lo bonito que es. FECHA ESTR.: 13 ENE.
Father and Daughter (2000), el
En
hermoso corto de Michael Dudok de Wit que fascinó a Hayao Miyazaki, el animador belga conjuraba, desde una poética minimalista, la melancolía de la pérdida y la comunión con la naturaleza sin necesidad de buscar en el rostro la empatía de la lágrima. En La tortuga roja, la historia de un náufrago, recién llegado a una isla desnuda, y su encuentro con un ser mítico, la expresividad también se despliega en plano general, haciendo de la relación entre el trazo de línea clara, los colores suaves y el escenario único en estado salvaje, reducido (o ampliado) a sus afectos (el océano en calma o embravecido, la textura invisible del viento o de la arena, el sol abrasador), un todo armónico.
En el hipnótico sosiego que respira la película, de una apabullante sencillez, se mezclan una versión laica del pecado original, el Robinson Crusoe de Daniel Defoe y el lirismo ecológico de El Cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata, 2013). Ni una sola palabra es necesaria para hundirse hasta el cuello en esta preciosa fábula, no apta para públicos impacientes. Lo mejor: no hay plano que no sea bello.
Lo peor: la sombra del Studio Ghibli es alargada. FECHA ESTRENO: 13 ENERO