Fotogramas

Un guionista privilegia­do

-

El pasado 12 de enero, la Federación de Guionistas Europeos se dio cita en Madrid para denunciar la desprotecc­ión que sufren muchos de sus miembros. Ni siquiera la vida de uno de los más reputados, Borja Cobeaga, se acerca al lujo que muchos le intuyen a la profesión. Él mismo nos lo cuenta.

Eres un guionista privilegia­do. Te lo repites t odas l as mañanas cuando enciendes el ordenador para darle a la tecla. Trabajas en casa, te organizas tus horarios, no tienes problemas económicos, puedes elegir los proyectos en los que te involucras. Algunas pelis que has escrito han ido muy bien en taquilla. Otras, no, pero han tenido buenas críticas. También están esas que no ha ido a ver ni dios, y, encima, l a crítica l as ha machacado. Simplifica­ndo: te va bien y no tienes derecho a quejarte de nada, aunque a veces te dé la bajona.

La sala de reuniones es un bar

No todo es bajona, por supuesto.

También hay momentos de euforia.

Como cuando te juntas con tu compañero de fatigas para fantasear acerca de la película que vais a escribir. En mi caso, trabajo con Diego San José. Durante meses quedamos en un bar para pensar la trama, los personajes, las escenas. Consumimos tirando a poco y, a pesar de eso, nos pasamos el día entero en el establecim­iento. Un café y un agua. En nuestros inicios pedíamos agua de grifo. Ahora, agua con gas. Para hacer gasto y porque a mí me ayuda con la acidez de estómago. Hay días en que Diego me tira de la silla de la risa (pasó una tarde en el Café Comercial de Madrid), pero también nos pasamos jornadas enteras en silencio porque no se nos ocurre cómo el personaje A puede llegar al punto B. Y nos vamos a casa con la depre, y te sientes un guionista de mierda. Probableme­nte, lo eres, pero no deberías minar tu autoestima, porque sintiéndos­e mediocre es imposible escribir y tirar para adelante.

Tú eres tu gestor, oficinista... e Internet

Finalmente, conseguimo­s acumular suficiente­s elementos para ponernos delante del ordenador a teclear. Nos repartimos las secuencias y venga, que esto corre prisa. Es ahí, mientras se está iniciando el ordenador, cuando repites tu mantra: eres un privilegia­do. Y otra voz interior te dice: Pero también eres un autónomo. En España es imposible hacer cine de autor: como mucho, uno puede hacer cine de autónomo. Así que, antes de ponerte a escribir, te dedicas al papeleo y a reclamar facturas impagadas. Sí, al menos tienes facturas que reclamar, señorito privilegia­do.

¿Después te pones a escribir? ¡No! Con el papeleo terminado, sale el oficinista que llevas dentro. Aunque no tengas oficina ni máquina de café donde reunirte con los compañeros, tienes Internet. ¿Escribiría­n mejor los guionistas de otras generacion­es sin un navegador en la máquina de escribir? Un navegador que te llama con sus cantos de sirena para que cotillees Twitter. Pero no serás tú quien hable de Internet como enemigo ¿Qué harías sin la Wikipedia (me estoy documentan­do) o sin el diccionari­o de sinónimos (así escribo más rápido)?

Tú no te puedes deprimir

Te fustigas porque no dejas de procrastin­ar, y la fecha de entrega de una nueva versión del guión se acerca. Y te das más latigazos y haces un ejercicio típico de todos los guionistas que trabajan por cuenta propia: calculas el tiempo que llevas escribiend­o ese guión y lo que has ganado hasta el momento por él. Haces la media y lo conviertes en nóminas mensuales. Y te deprimes, pero no puedes, porque eres un guionista privilegia­do y al menos te pagan por escribir, no como a muchos compañeros, que escriben y escriben gratis con la esperanza de que algún día les compren su guión. Te dices que la ansiedad que tienes es la misma que cuando empezaste, aquella que ahora sobrelleva­s mejor, pues sabes que acabarás el guión, que el éxito de la peli no dependerá del todo de tu trabajo y que, además, ese triunfo muchas veces no tendrá recompensa. Porque, curiosamen­te, fracasar en ocasiones te proporcion­a más oportunida­des que petarlo. Aprendes esas cosas y piensas que escribir guiones es como cualquier otra profesión, pero no se parece a ninguna otra. Eres autónomo, oficinista, quejica y vago. Eres como un español cualquiera.

* Borja Cobeaga es director

y presidente de Dama Autor. guionista

“Calculas el tiempo que llevas escribiend­o ese guión y lo que has ganado hasta el momento con él. Haces la media y lo conviertes en nóminas mensuales. Y te deprimes”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain