‘BABY DRIVER’ Granujas a todo ritmo
emos visto forajidos enamorados (Bonnie y Clyde), bandidos celebrities (Enemigos públicos) o ladrones de guante blanco y cargados de glamour (la saga Ocean’s),
pero en la historia de las heist-movies
(el término inglés que engloba las películas de robos) nunca habíamos visto a un atracador aquejado de tinnitus, una dolencia que provoca que, quien la sufre, escuche constantemente golpes, pitidos o zumbidos que sólo existen en su cabeza. Eso es lo que le pasa a Baby, el chaval que ejerce de conductor de la banda, explica el director Edgar Wright del personaje que encarna
HAnsel Elgort (Bajo la misma estrella) y da título a su último film. Necesita escuchar siempre música, como si su vida tenga banda sonora. Es la única forma que tiene para concentrarse… Y hacer lo que mejor hace: conducir y escapar dejando atrás a la policía.
EL DICHOSO ÚLTIMO TRABAJO
Cuando Baby conoce a Deborah, una camarera que interpreta Lily James (Cenicienta), decide poner punto final a su vida criminal y huir, pero, como manda el género, algo sale mal en su último trabajo. Entonces, sus antiguos compañeros de banda (a los que encarnan, entre otros, Jamie Foxx, Jon Hamm o Jon Bernthal) y especialmente su despiadado jefe, a cargo de Kevin Spacey, se convierten en sus enemigos. Siempre he querido dirigir una película que tuviera la música como motor, cuenta Wright quien, por primera vez firma un guión en solitario. Sé que, gracias a Zombies Parties (2004) o Arma fatal (2007), se me asocia a un determinado tipo de comedia, pero Baby Driver, que tendrá momentos de humor, es una cinta de acción-acción. De hecho, lo más divertido del rodaje fue tener que enfrentarme a las escenas dramáticas.