Land of Mine
★★★★★
El descenso a los infiernos del vicio
y la depravación que experimentaba la protagonista de Justine o los infortunios de la virtud, la célebre (y repulsiva) novela del Marqués de Sade, reverbera en la ópera prima de Julia Ducournau, una de las grandes películas de género de la temporada. Y no sólo porque la protagonista del film también se llame Justine, sino porque no hay modo más preciso de descifrar esta historia de antropofagia que desnudarla como una coming of age en la que una joven renuncia a su virtud para dar rienda suelta a sus instintos primarios.
En un evidente sentido metafórico, Crudo asimila el vegetarianismo de Justine a su nula experiencia sexual, y su despertar caníbal no es más que un florecer venido a más, una lujuria desmedida. Los ecos que llegaron desde Canadá sobre los desmayos de algunos espectadores en el Festival de Toronto al presenciar algunas escenas del film no eran más que fanfarria y mala publicidad, pues por encima de tripas y sangre, este es un brillante ensayo sobre esa etapa de la vida llamada adolescencia.
Gerard Alonso i Cassadó. Lo mejor: el modo en que representa el sofocante poder de los instintos.
Lo peor: creer que es una película gore. FECHA ESTRENO: 17 MARZO
(Dinamarca, Alemania, 2015, 101 min.). Dirección y guion:
Martin Zandvliet. Intérpretes:
Røland Moller, Louis Hoffmann, Joel Basman, Mikkel Boe Folsgaard. Fotografía: Camilla Hjelm Knudsen. Música: Sune Martin. DRAMA BÉLICO.
Uno de mis recuerdos
más terroríficos procede no de un film de horror, sino de un polar: en Un tal La Rocca (Jean-Becker, 1961), Belmondo y otros criminales son obligados, al final de la Segunda Guerra Mundial, a limpiar las playas francesas de minas en una de las escenas de suspense desnudo más escalofriantes jamás filmadas. Land of Mine eleva ese momento a la máxima potencia, al retratar, con sobriedad, la tragedia de los prisioneros alemanes utilizados para el mismo fin en la Dinamarca de posguerra, centrándose en un grupo de soldados-niños cuyas vidas y futuros no pueden ser más negros.
Con rigor, sin excesos pese a cierta previsibilidad, no es un ejercicio de estilo, sino una demostración de que la
Dirección Intérpretes:
vergüenza de la guerra recae no solo en vencidos, sino también en vencedores. Tensa, emotiva y sobria al tiempo, con jóvenes actores convincentes, es una de las más eficaces denuncias de la barbarie bélica filmadas en los últimos años, a la vez que un film de belleza innegable y hálito humanista que consuelan vagamente de su desasosegante retrato de una vergüenza histórica. Lo mejor: sus jóvenes protagonistas.
Lo peor: que cada vez que alguien habla de volver a casa… FECHA ESTRENO: 10 MARZO