Todo sobre el Cazador

‘Regreso a Howards End’.

El hombre ama al mar y al viento que pueden provocar su naufragio, dijo Jacinto Esteva y, probablemente, no habría mejor frase para sintetizar la pulsión autodestructiva de quien fue la figura más legendaria de la Escuela de Barcelona. Definido por José Luis Guarner como un diletante con talento,

este miembro de la Gauche Divine fascinado por la bohemia de barrio bajo que acabaría encontrando su lugar en el mundo en África tuvo, sin duda, una vida de película –El encargo del cazador (1990), el documental que le dedicó su amigo Joaquín Jordá así lo atestigua–, pero también dejó a su paso una obra cinematográfica desafiante y salvaje, pulsional y sofisticada que, condenada durante décadas a la invisibilidad, ha sido meticulosamente restaurada por Filmoteca de Catalunya para una completa retrospectiva y la edición de Jacinto Esteva, pack de 4 DVD que Cameo acaba de sacar a la venta, y que no sólo recopila su obra al completo, sino que rescata rarezas tan inesperadas como buena parte de su obra publicitaria y un generoso surtido de imágenes filmadas por el autor en sus años africanos.

Pocas biografías del cine español tienen el sentido del espectáculo que posee la de Jacinto Esteva, cuya primera película –el documental Notes sur l’émigration. Espagne 1960 (1960), codirigido con Paolo Brunatto– fue robada por un grupo de neofascistas italianos al servicio del franquismo y cuyo último empeño profesional, en un gesto casi rimbaudiano, fue montar una empresa de safaris. Entre un punto y otro, películas tan relevantes como Lejos de los árboles (1972), un mondo

poético sobre nuestra España negra, país de todos los demonios; Dante no es únicamente severo (1967), verdadero manifiesto de la Escuela de Barcelona, mano a mano con Jordá; Después del diluvio (1968), Metamorfosis (1970) o la inédita El hijo de María. Sólo hubiese faltado el documental de Jordá para que esto fuese perfecto.