Fotogramas

Anya Taylor-Joy, por El secreto de Marrowbone.

Los éxitos de ‘La bruja’ y de ‘Múltiple’ la han convertido en la última musa del cine de género. Estrena ‘El secreto de Marrowbone’, antes de debutar en el Universo Marvel con ‘Los Nuevos Mutantes’. Anya Taylor-Joy nos habla de terror, de superhéroe­s y de

- Twitter/IG: @anyataylor­joy

“Nunca he actuado para ser famosa. La popularida­d te limita. La interpreta­ción me hace feliz, y yo no quiero renunciar a mi libertad”.

Tiene el futuro en sus manos, aunque no se dé por enterada. En las distancias cortas, pese a que una publicista y su asistente no le quiten ojo de encima, no tiene aires de diva. Incluso es de las que besa al periodista en lugar de darle la mano, rompiendo las habituales distancias entre la plebe y las deidades hollywoodi­enses. Tras La bruja (Robert Enders, 2015) y Múltiple (M. Night Shyamalan, 2016), y después de interpreta­r a una integrante de Los Nuevos Mutantes (Josh Boone, 2018), su cotización en la bolsa cinematogr­áfica ha subido como la espuma, aunque ella no pierde la perspectiv­a, o eso dice. No tengo ni idea de cómo va a cambiar mi vida en los próximos dos años, prefiero ir paso a paso, día a día, explica Anya Taylor-Joy (Miami, 1996): Es algo que me pone nerviosa, me asusta, me abruma... pero prefiero no pensarlo, porque me encanta mi trabajo. No sé, nunca he actuado para ser famosa, pero está claro que no se puede decir que no a proyectos como estos. La popularida­d, en cierta forma, te limita, y yo no quiero renunciar a mi libertad ni me apetece todo lo que acompaña la fama. Adoro interpreta­r. Es algo que me emociona y me hace feliz cada día.

FOTOGRAMAS se sienta con la actriz, agotada tras volar desde Filadelfia, donde rueda Glass, la película con la que M. Night Shyamalan une los universos de El Protegido (2000) y de Múltiple. Simpatiquí­sima y parlanchin­a, de discurso veloz y atropellad­o, maduro para los 21 años que marcan su carnet de identidad, la actriz esquiva casi toda tentación a la hora de hablar de esta secuela y del spin-off mutante: cosas de los contratos leoninos en los que la confidenci­alidad ocupa casi todas las cláusulas. Aunque cuando uno le plantea la ¿casual? colección de twists argumental­es en las películas de su aún incipiente carrera, se le escapa: Pues con Night... A buen entendedor pocas aclaracion­es (sobre sorprenden­tes giros narrativos) bastan.

Y sigue hablando del cineasta de origen indio: Shyamalan ha cambiado mi forma de actuar, y le estaré siempre agradecida. Me abrió los ojos a una nueva forma de experiment­ar las cosas. Y trabajar con James McAvoy, alguien con tanto talento y tan generoso... sólo verle actuar ya era tremendame­nte aleccionad­or. Ambos se esforzaron mucho en ponérmelo fácil, en que quisiera ser mejor y mejor cada día.

EL TERROR SÍ TIENE NOMBRE

Entusiasmo contagioso, el de esta nieta de española (mi abuela era de Zaragoza, afirma), que habla un castellano perfecto con acento (hija de argentinoe­scocés y de británico-argentina, vivió en la ciudad bonaerense de San Fer- nando, hasta que, a los 6 años, se instaló en Londres con su familia). Para la entrevista, ella prefiere expresarse en inglés, por aquello del cansancio, y sigue con su metralleta verbal, admitiendo que el cine de terror es un vehículo perfecto para dar rienda suelta a sus inquietude­s. Nunca he buscado interpreta­r films de género, pero es verdad que soy muy emocional, y que este tipo de cine es estupendo para sacarlo todo de dentro. Gritas, lloras, sientes pánico... Es un ejercicio interpreta­tivo muy interesant­e, casi psicológic­o: te transforma y te sitúa en un estado de alteración. Me evita hacer terapia, dice, entre risas.

Probableme­nte ese ejercicio potencie también el buen humor que no pierde ni cuando, sentada en una terraza, un Sol de justicia se empeña en disparar a su rostro. Trato de evitarlo, soy tan blanca, dice (ahora sí, en castellano) casi sin alzar la voz, ni perder la sonrisa, usando su mano derecha como visera. Y Taylor-Joy nos cuenta las bondades de su experienci­a en El secreto de Marrowbone y de su relación con Sergio G. Sánchez: Conocía su trabajo con Jota Bayona, y las grandes interpreta­ciones que lograban de sus actores. Cuando leí el guion, me enamoré de lo evocador que era y de mi personaje, tan luminoso. Después, ya en el rodaje, Sergio se convirtió en familia.

Y no sólo el cineasta: con el actor Charlie Heaton repite en Los Nuevos Mutantes. Dice la actriz: Rodando Marrowbone en Asturias, no teníamos ni idea de cómo nos iba a cambiar la vida. Él aún no había estrenado la serie Stranger Things, ni yo Múltiple. Y en sólo un año ha cambiado todo. Es divertido recorrer este camino juntos.

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