Ildikó Enyedi, por En cuerpo y alma.
La húngara Ildikó Enyedi ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín por este melodrama romántico del que la cineasta nos habla. por Àlex Montoya (San Sebastián).
LA HISTORIA: Un matadero de venado de Budapest une a dos personas con poco en común. Él (Géza Morcsányi), uno de los jefes, tranquilo y solitario; ella (Alexandra Borbély), obsesionada con las normas, sin habilidades sociales y marcada por un problema psicológico.
Esta es una película centrada en dos personajes que, por encima de todo, son seres solitarios incapaces de encajar.
Son dos personajes heridos e introvertidos, que no encajan en su entorno. Pero diría que no es tanto una película sobre la soledad. Más bien muestra la necesidad de tener coraje, valentía, para exponerse ante los demás, para mostrarse, para arriesgarse ante situaciones como las que ellos viven. Quería mostrar que no tiene ninguna importancia no ser perfectos a la hora de intentarlo. No es un problema. Y que no hay que escapar, porque, después, la sensación es mucho más bella y satisfactoria. Todo el mundo tiene un escudo, mayor o menor, que levanta cuando alguien pretende acercarse demasiado, porque siente que bajarlo es un riesgo enorme.
El sentido del humor está muy presente. ¿Cuán importante fue ese elemento en la construcción del film?
Era fundamental encontrar un equilibrio entre la melancolía que viven los personajes y cierto sentido del humor sin el cual esta historia sería bastante vergonzosa y cursi. Y eso es algo que quería evitar a toda costa. Así que la idea siempre fue mezclar elementos de drama y comedia sin que uno de esos aspectos matara al otro. La cara imperturbable de ella viendo una película porno, por ejemplo, o la llamada telefónica del final del film... son contrapunto que equilibran el conjunto y potencian lo dramático de forma muy delicada.
Una de las curiosidades está en l os protagonistas: una actriz experimentada y uno no profesional.
Géza estaba acostumbrado a hablar en público, a dar conferencias, por su trabajo como director de una editorial, pero lo divertido del asunto es que, cuando le propuse mi idea de contar con él para la película, me contó que en los últimos dos o tres años había hecho una involución y se había convertido Nacida en Budapest hace 61 años, rodó su primer largo en 1989, Az én XX. századom, galardonado en Cannes. Simon Mágus fue premiada en Locarno 1999. Estuvo tras la versión húngara de la serie En terapia.
en un tímido casi compulsivo. En ese tiempo era su subdirector quien hacía las presentaciones, porque él se ponía demasiado nervioso. En Hungría es un figura pública y corría el riesgo de ponerse en ridículo haciendo un personaje que tiene un romance con una mujer tan joven. Pensaba que me rechazaría pero decidió ponerse en mis manos, y confió en mí. Al fin y al cabo, la responsabilidad de que saliera mal iba a ser mía.
A los personajes les une tener el mismo sueño. ¿Le ha pasado alguna vez?
No (risas). Como mucho, durante un tiempo, tuve un sueño recurrente: en realidad, la historia iba cambiando, pero siempre sucedía en el mismo lugar de Budapest. De vez en cuando aún vuelvo ahí...
“Sin humor, esta historia hubiera sido vergonzosa y cursi. Y eso es algo que quise evitar a toda costa”. ILDIKÓ ENYEDI (Directora)