DIOSES Y MONSTRUOS
Los 50 años del Festival de Sitges (5/15 octubre) fueron una celebración de mitos y estilos del pasado adaptados al presente en una exitosa edición con Drácula de invitado especial y las visitas de mitos como Susan Sarandon, William Friedkin, Frank Langel
Abrió Sitges 2017 con la maravillosa La forma del agua, la obra summa del mexicano Guillermo Del Toro, relectura del mito de la Bella y la Bestia tocada por el amor y defensa de la fantasía, y a través de lo sexual. También lo fantástico y lo divino (religioso) se dan la mano en forma de fábula político-social (los mártires de la nueva Europa son ángeles) en el film del húngaro Kornél Mundruczó Jupiter’s Moon, la triunfadora del festival. Sobre la eternidad y la figura del fantasma gira A Ghost Story, sensible mirada al olvido firmada por David Lowery. La fantasía más exacerbada apareció en la ignorada November, reinvención de los cuentos de hadas realizada por Rainer Sarnet y ambientada en Estonia. También destacable, la brasileña As boas maneiras, de Juliana Rojas y Marco Dutra, que reinventa la licantropía para hacer un discurso social. El japonés Kiyoshi Kurosawa recuperó
por Fausto Fernández (enviado especial).
los ladrones de cuerpos (de conceptos) en la incomprendida Before We Vanish:
cierto público no acabó de digerir su optimista mensaje sobre la fuerza del amor. Gustó más la hípster The Endless,
de los estadounidenses Justin Benson y Aaron Moohead, paradoja temporal que demuestra el daño que ha hecho la serie Perdidos a mucha ficción moderna.
ELLAS DAN EL GOLPE
Fueron muchas y variadas las presencias femeninas y de lo femenino vistas este año. Desde la resolutiva protagonista (Marsha Timothy: premiada como Mejor Actriz) de Marlina the Murderer In Four Acts, de Mouly Surya, un indonesio cruce entre Cuerno de cabra (M. Andonov, 1972) y Quiero la cabeza de Alfredo García (S. Peckinpah, 1974), a esa prima nórdica de la Carrie de Stephen King tocada por el universo teológico de la culpa dreyeriana en Thelma, del danés Joachim Trier, pasando por las mujeres maltratadas y mudas en el western Brimstone, de Martin Koolhoven, confeso homenaje a La Noche del Cazador (C. Laughton, 1955) y a la televisiva Deadwood. Se aplaudió a rabiar a la salvaje Nikita surcoreana de The Villainess, de Jung Byung-Gil; a la scream queen atrapada en el tiempo de la simpática Feliz día de tu muerte, de Christopher Landon, y a la equívocamente feminista de la vengativa Revenge, de Coralie Fargeat (Francia). Eso sí, todos nos enamoramos de la extraterrestre Elle Fanning de la deliciosa How to Talk to Girls in Parties, de J.C. Mitchell.