BRUNA CUSÍ
"Conozco bien la inseguridad de esta profesión, soy hija de actor".
(Barcelona 9/09/1986)
El deseo de ser actriz se remonta en Bruna Cusí a sus recuerdos infantiles. Con 6 años, rememora, nostálgica, monté mi primera compañía teatral con mis amigas del lugar en el que veraneaba. Con lo que cobrábamos de entrada, comprábamos helados. Fue en un pueblecito de l’Empordà muy semejante al retratado en Verano 1993, el drama de Carla Simón que protagoniza y por el que ha sido nominada al Goya a la Mejor Actriz Revelación.
Una vocación artística tan precoz le viene de familia. Como a sus paisanas Michelle Jenner, Greta Fernández, Miranda Gas o Nausicaa Bonnin. Todas, hijas de actores. En su caso, de Enric Cusí.
Desde pequeña quería trabajar en lo que veía hacer a mi padre, pero si he llegado a convertirme en actriz ha sido porque soy muy tenaz. Mi lema es: Piano, piano, si arriva lontano. No me asusta la inestabilidad de esta profesión. Me he criado con un padre actor y una madre pintora, y he vivido esa misma inestabilidad desde que era niña.
Debutó con 14 años en la serie de TV3 Psico-Express, en la que coincidió con Rosa Maria Sardà (me deslumbró con su energía).
Luego vinieron el Institut del Teatre y los años de formación. Su recompensa es que hoy no para. En televisión (Pulseras Rojas, Merlí, Cites), teatro (#LifeSpoiler, El llarg dinar de Nadal) y en cine: Tuve la suerte de seguir un curso de interpretación con Agustí Villaronga y de que contara conmigo, años después, en Incierta gloria (2017). A pesar de ser menuda (tengo problemas para encontrar ropa de mi talla, que es XS, confirma), no se le puede negar la audacia: De niña fui enxaneta (los críos que coronan los castells, esas torres humanas tradicionales en Catalunya), me gusta el mar y he tomado parte en muchas regatas.
Hiperactiva e hiperexigente, pronto estrenará el film Ardara (Raimon Fransoy y Xavier Puig, 2017), acaba de rodar Escapada, de Sarah Hirtt, con María León, y ha fichado por El confidente, serie de Mariano Barroso para Movistar, basada en la novela El día de mañana, de Ignacio Martínez de Pisón.
Por qué la queremos: Por su fragilidad aparente y su sentido del humor.
Asignatura pendiente: Aprender francés para trabajar en Francia.