SANDRA ESCACENA
"Mi prioridad son mis estudios".
(Madrid 30/03/2001)
Cabe imaginarse su alegría, siendo fan del cine de terror, cuando el director Paco Plaza la seleccionó para encabezar el reparto de Verónica (2017), en su debut profesional. Mi gran golpe de suerte fue conocerle. Y, por si fuera poco, haciendo de hija de Ana Torrent, la protagonista de Tesis (Alejandro Amenábar, 1996), uno de mis títulos preferidos.
Durante el rodaje de Verónica, sufrió un vahído: Lo pasé mal, porque hubo que esperar hasta que me recuperé. Su proyecto más inminente son sus clases de 1º de Bachillerato, con idea de estudiar algo relacionado con el Derecho, la Economía o las Relaciones Internacionales. Aunque se mantiene abierta a lo que pueda venir.
Sin antecedentes artísticos familiares, su pasión prendió en el colegio. Tenía entonces 8 años y entre las asignaturas obligatorias estaba el teatro. Me gustó tanto que me acabé matriculando en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid, de ahí pasé a Primera Toma, donde Arantza Vélez, la directora de casting de Verónica,
me hizo las primeras pruebas.
¿Guarda parecido con su personaje?
Compartimos edad, cambios físicos, inseguridades y… el corrector dental, jajaja. Su debilidad es su abuela
Ángeles, que es una gran aficionada a la arqueología, por lo que me gustaría hacer una escapada juntas a Roma. De ella ha tomado el Escacena artístico, ya que sus apellidos son Rodríguez Hernández.
Apasionada del fútbol, su equipo es el
Real Madrid, cuyos triunfos voy a celebrar a la Cibeles. Le gusta también viajar, jugar al tenis e ir al teatro ¿Una ilusión? Me encantaría tomar el relevo en La Llamada,
obra de teatro que ya he ido a ver tres veces.
No le gustan, en cambio, las serpientes ni las ranas, pero no podría vivir sin una Coca-Cola a mano. Su último capricho ha sido comprarse un Iphone 7. Lo que más le ha sorprendido de la fama han sido los mensajes tan bonitos que recibe de la gente a quien le ha gustado la película.
Por qué la queremos: Por la calma con que asume la popularidad.
Asignatura pendiente: Volver a jugar al fútbol.