EL TESORERO CANTAOR

Pedro Casablanc, que estrena ‘Thi Mai, rumbo a Vietnam’, nos cuenta el rodaje de ‘B’ (David Ilundain, 2015), donde interpretó a Luis Bárcenas.

Fueron sólo seis días; un rodaje casi pirata. Tuvimos la suerte (o desgracia) de que nos cedieran una sala en la Audiencia Provincial de Madrid para rodar, al cierre de los Juzgados, hasta la

madrugada. El primer día aparecieron muchas teles para ver qué estábamos haciendo, y en cuanto trascendió que se trataba de una película sobre el caso Bárcenas, ex tesorero del PP, nos llamaron al orden desde la Audiencia, a instancias del Ministerio de Justicia, porque, efectivamente, el PP no salía muy bien parado de aquello. Gabinete de crisis y amenaza de expulsión del set.

MARATÓN Y DIVERSIÓN

Una de las TV que había entrado en el proyecto, La Sexta, amenazó con contar lo que estaba ocurriendo, y la situación se resolvió con un arreglo intermedio: nos quitaron días de rodaje y se alargaron las jornadas. Manolo Solo y yo, al haberlo hecho antes en teatro, lo teníamos muy estudiado, excepto los interrogatorios de la segunda parte de la película, que eran nuevos para nosotros y que solucionamos con grandes paneles delante, con aquellas enormes parrafadas. Había momentos en que me dolía la boca de tanto hablar: es la película española en la que hay más palabras por minuto. Eso fue lo más estresante. Un día teníamos comprometida una función de teatro: rodamos de 5 a 7 de la tarde, un taxi nos llevó al teatro, hicimos la función, y volvimos a rodar hasta las 5 de la madrugada, con la misma ropa y el mismo maquillaje. Rodaje y teatro el mismo día, de lo mismo. Pero fue divertido.

A película acabada, el hijo de Bárcenas solicitó verla conmigo, a solas los dos. Ahí sí que sentí un poco de miedo. Pero todo fue bien. Incluso me llamó papá en cuanto me vio. Le gustó, se emocionó y, cuando se emitió en TV, el que quiso conocerme fue el propio Bárcenas. Y nos dio las gracias. Luego, en el juicio de la trama Gürtel, se retractaría de todo. Fue gracioso verlo: era como verme a mí; yo estaba imbuido de su persona. Pero nunca pretendí imitarle. Digamos que mi secreto inspirador fue estudiar su gestualidad: piernas abiertas, manos hacia adelante, barriga prominente, y verlo siempre como un cantaor flamenco.

“El hijo de Bárcenas quiso verla conmigo a solas, me dio un poco de miedo, pero fue bien: en cuanto me vio, me llamó ‘papá’”.