Hugh Jackman, por El Gran Showman.
Hugh Jackman salta al centro de la pista en ‘El Gran Showman’, un espectacular musical con el look de ‘Molin Rouge!’ y una banda sonora firmada por los letristas de ‘La La Land’. FOTOGRAMAS habló con él de su más difícil todavía.
Ahora es el momento de arriesgarse. Optar por lo fácil es tentador. Siento que, a estas alturas, tengo mucho más que perder que ganar, pero el australiano que aún llevo dentro me dice: Ve a por ello. No tengo que preocuparme por el alquiler. Si todo fuera mal, seguiría teniendo un lugar en el que vivir, un plato sobre la mesa y aún podría enviar a mis hijos a la universidad. Las cosas me van bien, la vida me va bien, así que… Arriésgate, Hugh. Claro que da vértigo. Incluso miedo. Pero eso es lo que te hace sentir vivo y joven. El mismo año en el que ha colgado para siempre las garras de Lobezno, Hugh Jackman (Sídney, Australia, 1968) se enfrenta al que define como el reto más difícil de su carrera: llevar a la pantalla El Gran Show
man, un musical dirigido por Michael Gracey, y con Michelle Williams, Zac Efron y Zendaya en el reparto, que toma como punto de partida la vida y legado de P.T. Barnum (1810-1891), impulsor del que sería el circo Ringling Brothers y afortunado creador de un término que haría historia: el show-business.
THERE’S NO BUSINESS...
Todo empezó hace siete años, justo después de presentar la gala de los Oscar, recuerda Jackman. El productor Larry Mark me dijo: Hugh, ¿por qué no muestras esta otra faceta? No en teatro, o presentando los Tony o los Oscar, sino en el cine. Y surgió la idea de escribir sobre Barnum y empezamos a trabajar. Nunca pensé que tuviéramos más de un diez por ciento de opciones de salir adelante. Sabíamos qué queríamos y cómo queríamos contarlo, pero ni una canción. Y, cuando arrancamos, hacía más de 20 años que no se producía un musical con temas originales.
En estos años, Jackman fue Jean Valjean en Los Miserables (T. Hooper, 2012), superó seis operaciones para extirparle distintos carcinomas y encontró a los músicos que firmarían los temas de El Gran Showman. Cuando conocimos a Benj y Justin –Pasek y Paul, letristas de los temas de La La Land (D. Chazelle, 2016) por los que ganaron el Oscar este año, y compositores del hit de Broadway Dear Evan Hansen, con el que arrasaron en los Tony del pasado junio–, aún estaban en la universidad. Mentimos un poco y dijimos a los jefes que ya habían ganado un Tony, cuando todavía no habían sido ni nominados. Total, en Hollywood nunca nadie comprueba nada. ¡Así es como funciona este negocio!, ríe el actor.
LA GRAN APUESTA
Jackman, que llegó al cine USA cuando Dougray Scott no pudo ser Lobezno en X-Men (B. Singer, 2000), y dio calabazas a 007 (en realidad, nunca dije que no: sólo me sondearon, como hicieron con Clive Owen o Daniel Craig, y les dije que con una saga ya tenía suficiente), sabe que El Gran Showman puede ser su última gran apuesta: Si fracaso, lo habré hecho a lo grande, trabajando en lo que creo. ¿Qué dirán de mí? ¡Ah, sí, era el tío que hacía de Lobezno! Su última peli apesta, pero… ¡menudo carrerón! Si El Gran Showman no va bien, no podré volver a rodar nunca un musical. Al menos no con este grado de implicación, como protagonista absoluto, con mi nombre antes del título. Los musicales son muy complicados de producir, cuestan mucho dinero y son tabú para muchos. Casi el 50 por ciento de los espectadores de cine dicen que nunca irían a ver un musical. Claro que hay éxitos, como Los Miserables, La La Land, Mamma Mia! (P. Lloyd, 2008), pero son anomalías. El género arrastra muchos prejuicios. Sobre todo, del público masculino. Si no funciona, y con un título que, además, es El Gran Showman… pues la cosa está clara. Seré carne de chiste. Pero me da igual, no voy a dejar de hacer lo que quiero por el miedo al qué dirán.