Gilles Lellouche

Da el do de pecho

La estrella en un rol secundario: “Si un guion me gusta, no me fijo demasiado en el tamaño del personaje. Se hacen muchas comedias pero pocas buenas, y las de Olivier y Éric son estupendas. Me dijeron que habían pensado en mí para un papel secundario, y que entendían que no quisiera hacerlo, ¡pero es que me chiflaba! Leyéndolo, me partía de risa. Sabía que iba a ser un instrumento en una orquesta, y que iba a tener mis propios solos. Me pareció muy atractivo formar parte de algo tan coral, y no fijarme tanto en mi propio lucimiento”.

Romper con tu propia imagen. “Este oficio te obliga a no tomarte en serio. Me gusta jugar con la ironía, con la autoparodia... Un papel así permitía reírse de alguien que se toma muy en serio a sí mismo, y romper la imagen que algunos espectadores puedan tener de mí. Me encanta ponerme en ridículo, es divertidísimo”.

Casados con el éxito. “Éric y Olivier hacen películas para la gente. No he visto personas que trabajen tanto como ellos: cada día en la oficina desde primera hora de la mañana, currando. No para la crítica, ni para ganar premios, ni siquiera para tener éxito. Su voluntad es la de divertir, conectar, hacer que el espectador disfrute en la sala”.

Cotillard, Dujardin, Canet... “Hemos hecho muchas películas juntos. Conocí a Marion haciendo un corto, antes de hacernos famosos. Congeniamos, y, poco a poco, se fue formando un grupo de amigos que buscábamos proyectos para hacer juntos (Pequeñas mentiras sin importancia, Los infieles, Cosas de la edad...). Hemos creado una especie de familia. Ocurre en todas partes, pero nuestra relación ha sido muy pública, muy visible. Me gusta tener cerca a mis amigos, pertenecer a algo y compartir es hermoso, mucho más que centrarse en uno mismo, que es algo egocéntrico y solitario”.