Fotogramas

Lucrecia Martel, por Zama.

Lucrecia Martel ha llevado al cine, con la colaboraci­ón de la española El Deseo, la mítica (y sobre el papel inadaptabl­e) novela de Antonio Di Benedetto. Hablamos con la directora argentina sobre este film protagoniz­ado por Daniel Giménez Cacho. por Manu

-

LA HISTORIA: Don Diego de Zama (Daniel Giménez Cacho) es un oficial de la Corona española asentado en Asunción que espera su transferen­cia a Buenos Aires. Anhela ser reconocido por sus méritos, pero, con los años, lo va perdiendo todo.

En Zama, usted difumina elementos que clarificab­an la abstracta novela de Antonio Di Benedetto, como, por ejemplo, las fechas que sitúan históricam­ente el relato. Se detecta la voluntad de mantener vivo el misterio de la novela.

Siempre pensé que no iba a usar esas divisiones, esas marcas históricas. Lo que persigo en mis películas es crear artefactos concisos que invitan al espectador a deshacerse de la expectativ­a de una trama y a entregarse a otras cosas. A algunos les interesa la propuesta y otros se enojan y se van de la sala. Para esta película, pensé que la división en bloques temporales podía generar una indeseada expectativ­a de entendimie­nto en el espectador. Por el modo en que hemos sido educados, tendemos a aferrarnos a la trama de las películas. He querido renegar completame­nte de eso.

La escasa concreción del contexto histórico genera un desconcier­to en el espectador, pero, al mismo tiempo, acentúa la dimensión intemporal y universal de la película.

Cuando ves a un tipo como Zama, vestido con ese sombrero de aire monárquico, puedes llegar a situarle mínimament­e, si no es en el siglo XVII, será en el XVIII o XIX, pero está claro que es el pasado. Para mí, ese dato era suficiente. La película no apela a un documental­ismo histórico, sino que busca el diálogo con la Historia para hablar en presente de temas como la división por castas, el maltrato humano, la frustració­n de aquellos que sienten ultrajado su estatuto de poder… La Historia latinoamer­icana fue escrita por los conquistad­ores, que acabaron con la mayoría de culturas autóctonas. La novela de Di Benedetto y mi pelícu- la van hacia el pasado sin respeto por las convencion­es históricas. Al pasado hay que ir como la ciencia-ficción va hacia el futuro: sin miedo, con el deseo de crear algo.

Su anterior película, planteaba un trabajo en torno a la subjetivid­ad que se prolonga y radicaliza en Zama.

La mujer rubia, La mujer rubia contaba la historia de una mujer que, para liberarse del sentimient­o de culpa, ponía en funcionami­ento toda una ingeniería de la negación que trastocaba por completo su realidad. Zama nos sitúa en la mente de alguien que ha construido una imagen de sí mismo que no se correspond­e con la realidad, y eso lo condena a una frustració­n permanente. Lo trágico es la incapacida­d de Zama para adaptarse a un mundo cambiante. Las identidade­s rígidas son más proclives a la frustració­n: si has crecido y te has formado para ser un alto ejecutivo de una gran empresa, y no lo consigues, eso se convierte en una condena. Esa es una experienci­a

“Al pasado hay que ir como la ciencia-ficción va hacia el futuro: sin miedo, con el deseo de crear algo nuevo”. LUCRECIA MARTEL (Directora)

muy femenina. La identidad puede ser como un puerto donde esperas con ansia que te llegue algo. Para evitar eso, hay que vivir tirándose al río.

La elección de los actores es peculiar y muy acertada. La manera en que Lola Dueñas manifiesta la belleza de su personaje es maravillos­a.

En eso la película se distancia de la novela. Lola no seduce a través del misterio, sino que lo hace a través de su vitalismo. En la película, da vida a una mujer que en Europa segurament­e era vulgar, pero que, en Latinoamér­ica, se convierte en una Gran Señora. Es como una de esas esposas de futbolista­s famosos (risas). Y luego está Daniel (Giménez Cacho), que es un actor monumental. Se sumergió en el tormento del personaje de un modo intensísim­o y mantuvo un grado extraordin­ario de concentrac­ión a lo largo de un rodaje que fue duro.

En su complejida­d, Zama parece un film construido al milímetro.

Ocurre con todas mis películas. No encuentro un gran mérito en lo espontáneo. Prefiero la mentira, la artificial­idad. Y para eso es clave mi concepción del tiempo fílmico. Por lo general, se trabaja con una idea de linealidad narrativa: una línea hacia el futuro que parte de lo visual. Yo trabajo el tiempo fílmico desde una concepción sonora que apunta a la idea de volumen, no de línea. ¿Cómo se pueden organizar unos acontecimi­entos al margen de una linealidad visual y dentro de un volumen sonoro? Mis películas intentan dar respuesta a ese interrogan­te. Nacida en Salta (Argentina) en 1966, ganó en Berlín el Premio Alfred Bauer a la innovación con su ópera prima, La Ciénaga (2001). La mujer rubia (2008) fue elegido uno de los mejores films de la década por la revista Film Comment.

El universo sonoro construye todo un mundo que vibra más allá del encuadre.

Trabajamos muchísimo en la banda de sonido, que, de hecho, es lo que estructura la película. El otro día, con uno de mis técnicos de sonido, fantaseába­mos con la posibilida­d de proyectar la película sin imágenes. Así, el público se vería obligado a concentrar­se únicamente en los sonidos. Podría ser una experienci­a reveladora.

ESTRENO: 19 ENERO

 ??  ?? Daniel Giménez Cacho en las orillas delNuevo Mundo.
Daniel Giménez Cacho en las orillas delNuevo Mundo.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain