Experiencia del límite
Hay películas capaces de sobrevivir a su propia leyenda. Es el caso de Límite (1931), única cinta dirigida por el poeta brasileño Mário Peixoto (1908-1992), que sólo conoció tres proyecciones públicas en Río de Janeiro, antes de ingresar en el limbo de los sueños perdidos del que acaba de ser felizmente rescatada por el World Cinema Project impulsado por Martin Scorsese.
Una portada de la revista francesa Vu (con un rostro femenino flanqueado por las manos de un hombre esposado) inspiró al artista para levantar esta película muda que se desarrolla bajo el signo de lo onírico, intentando integrar ecos de los diferentes formalismos cinematográficos de los años 20 (del Expresionismo al Constructivismo, pasando por Robert J. Flaherty y Jean Epstein). Límite esbozaba un cine posible, alejado de las convenciones narrativas, que no logró encontrar las suficientes complicidades como para tener descendencia. Imposible reducir a palabras una película como
Límite, en la que se despliegan las vidas pasadas de tres personajes errantes en una canoa. La película fascinó a Vinicius de Moraes, que se la proyectó a Orson Welles, mientras el propio Peixoto forjaba cuidadosamente el mito alrededor de su trabajo maldito. El poeta llegaría a redactar un falso artículo en 1965, atribuido a Sergei M. Eisenstein, en el que el director de El Acorazado Potemkin (1925) loaba la película visionaria del brasileño.
Límite es el gran descubrimiento de la por otra parte sobresaliente segunda antología Martin Scorsese’s World Cinema Project, editada por Criterion en el mercado americano. Fundada en 2007, la fundación vela por la preservación de clásicos ajenos al canon occidental. En esta entrega, Apichatpong Weerasethakul
(Mysterious Object at Noon), Lino Brocka (Insiang), Yermek Shinarbayev (Revenge), Lütfi Ö. Akad (Law of the Border) y Edward Yang (Taipei Story) rodean al insular Peixoto.