Fotomatón: Vito Sanz.
Tiene en cartel ‘Las Leyes de la Termodinámica’, de Mateo Gil; estrena ‘Hacerse mayor y otros problemas’, de Clara Martínez-Lázaro, y, pronto, lo nuevo de David Trueba y Emilio Martínez-Lázaro. Hay más: la continuación de la serie ‘Vergüenza’ (Movistar +)
¿Cuándo fue la primera vez que pensó en ser actor? Barcelona, año 1992. Fui a ver a Tricicle y sus gags olímpicos. Al salir, lo pensé por primera vez. Dedicarme a ello ya fue un cúmulo de circunstancias, como empezar a hacer teatro en una compañía de pueblo, con señoras mayores que se reunían para hacer Tres sombreros de copa y obras de ese tipo.
¿Cuándo vio que lo había conseguido? En días como hoy, en los que FOTOGRAMAS me entrevista y me hace fotos.
¿A quién admiraba de pequeño? A mi abuelo. Me gustan las personas con un buen discurso, lúcidas de mente y que sean buenos narradores. Como él. O como Fernando, David y Jonás Trueba.
¿A quién admira ahora?
A mi madre. Me tuvo muy joven, con 21: soy un penalti confesado por ella, y tuvo que cambiar su plan de vida, sus deseos y proyectos para criarme. Hoy, mi madre es una feliz profesora de piano en la Asociación Down.
¿Qué necesita? Sobre todo, necesito dormir mucho.
¿Qué le sobra? Tics, como tocarme un rizo o morderme las uñas.
Aprendí mucho de... Mi profesor de Interpretación, Fernando Piernas: de su mirada sobre el teatro y sobre la profesión.
No me enseñó nada: Trabajos alimenticios, como repar- tir propaganda en la calle o limpiar cristales en colegios. Hasta poco antes de hacer Vergüenza, trabajé en una tienda de colchonetas e hinchables en Salou.
Lo mejor (o peor) que aprendí de una pareja: La paciencia: cuando ella te dice que ya está lista, toca esperar siempre.
Un acierto: Venir de Huesca a Madrid hace 14 años. Y sé escuchar.
Un fallo: Soy pesimista.
Un horror: Unas fotos mías que mi madre sigue teniendo en el salón.
Un estrés: Leer en público: me asalta la dislexia.
Querría conocer (o me gustaría haber conocido) a: Fernando Fernán-Gómez.
Mito erótico confesable: Marisa Tomei y Maribel Verdú.
Hacer escenas de desnudo/eróticas es: Incómodo, humillante. Entro en barrena.