Charlotte Rampling, por Hannah.
‘Hannah’. Charlotte Rampling logró la Copa Volpi de Venecia por su papel de mujer atormentada por los pecados de su marido. Conversamos con la actriz sobre el film de Andrea Pallaoro.
DE QUÉ VA: Empujada a enfrentar las consecuencias del encarcelamiento de su marido, Hannah (Charlotte Rampling) se descubre atrapada entre la negación y una realidad gris.
El personaje de Hannah está bañado en un profundo misterio.
Andrea Pallaoro escribió el personaje pensando en mí. Cuando me envió el guion, me pareció muy sugerente. Había visto su anterior film, Medeas
(2013), que me pareció sensacional. Así que decidí confiar plenamente en su visión de mi personaje y de la película en su conjunto, con sus colores apagados, su cadencia pausada, su austeridad formal. Le podría haber pedido a Andrea contar más sobre el personaje, pero decidí dejarme atrapar por la complejidad de Hannah. El personaje tiene algo de la Jeanne Dielman de la directora belga Chantal Akerman.
Sí, Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975) era un referente importante para
Andrea. Cuando me lo co- mentó, pensé que podía ser un desafío apasionante explorar una cotidianidad silente y marcada por las repeticiones. Me interesa el cine que pone en juego algún tipo de experimentación, el cine que se expresa a través de la forma y no sólo a través de la historia que se cuenta. Además, con el tiempo, me he ido especializando en encarnar personajes que transmiten más con los gestos y las miradas que con las palabras, y Hannah se ajusta a ese perfil.
Una vez estudiado el guion, ¿contó con espacio para la improvisación?
Sí, en los planos secuencia del film, yo podía moverme con relativa libertad. De esta manera, Andrea me empujó a habitar el personaje, a sentir su tormento y dejarme llevar por su oscuridad interior. Hannah ha sido una experiencia intensa. Toda la película gira en torno a la observación de mi personaje, que casi siempre está en soledad. Me sentí totalmente expuesta como actriz y como ser humano. Cuando piensa en su trayectoria, ¿hay alguna película que le parezca particularmente relevante?
Al principio de mi carrera, me sentía un poco dispersa, no acababa de encontrar mi lugar en el cine. Pero, entonces, cuando ya había cumplido 50 años, tuve la oportunidad de trabajar con François Ozon en Bajo la arena
(2000), y descubrí que ese era el tipo de película que siempre había querido hacer: una obra capaz de expresarse casi sin palabras. En aquel caso, para hablar acerca del peso de la ausencia. Es un ejemplo parecido al de Hannah. No es muy habitual encontrar una película centrada completamente en el personaje de una mujer madura.
En un mundo en el que cada vez hay más gente mayor, en el que cada vez envejecemos mejor, me parece normal que se hagan películas sobre nosotros (Rampling tiene 72 años). No tiene sentido que todo el cine se centre en la belleza juvenil.
ESTRENO: 18 MAYO