Drama.
★★★★★
A fábrica de nada (Portugal, 2017, 179 min.). Dir.: Pedro Pinho. Int.: Carla Galvão, Dinis Gomes, Américo Silva, José Smith Vargas. DRAMA.
La fábrica de nada es un regalo para aquellos que creemos que la coherencia entre el fondo y la forma es un criterio esencial para distinguir el gran cine del que no lo es. He aquí una película que apela a la resistencia de lo comunal en una era de capitalismo salvaje, y que lo hace desde la actividad de la productora portuguesa Terratreme, que trabaja en modo de colectivo audiovisual. Tampoco parece casual que este film de casi tres horas esté rodado en 16mm., invocando un cuidado artesanal, mientras denuncia la ferocidad e inclemencia con la que los intereses financieros han convertido el tejido industrial europeo en un territorio comanche que está lleno de desmantelamientos y también de relocalizaciones.
El lenguaje (de trabajadores, ejecutivos y sociólogos) es también objeto de escrutinio en la película del portugués Pedro Pinho, que, heredera de la modernidad, busca sacudir los cimientos del lenguaje cinematográfico para crear un territorio de libertad expresiva tan alegre como melancólica. A ratos meditativa, a ratos furiosa, unas veces centelleante (contiene un feliz y ortopédico número musical) y otras redundante, La fábrica de nada celebra en clave interrogativa la posibilidad de la solidaridad en un mundo, el de hoy, que parece ir a la deriva.
PARA FIRMES PARTIDARIOS DEL CINE SOCIAL MÁS SUBLEVADO. Lo mejor: todos sus giros, tonos y tempos tienen un sentido. Lo peor: algunos pasajes resultan reiterativos.