Manuela Vellés, por Alegría, tristeza.
Interpreta a una obstinada psicóloga en ‘Alegría, tristeza’, lo nuevo de Ibon Cormenzana, donde comparte protagonismo con Roberto Álamo y a cuya banda sonora ha contribuido. Con su primer disco calentito, Manuela Vellés disfruta de esta dualidad y prepara
1 Sin miedo. De no haber sido actriz, habría sido psicóloga. Su papel de Luna en Alegría, tristeza le ha brindado a una doctora que debe hacer frente a sus propios miedos. He hablado con psicólogos, que me han ayudado a entender que para superar un trauma (Manuela vivió con 6 años el suicidio de su tío, el poeta Pedro Casariego) no hay que mirar hacia otro lado, sino hacia delante. Yo misma fui a terapia un tiempo.
2 Caótica Manuela. Aunque reconoce que su vida es caótica y ningún día se parece al anterior, no perdona dormir ocho horas. Para mi equilibrio emocional hago yoga y running, por las mañanas, que tengo más energía. Apasionada de los viajes de trabajo, que es cuando realmente conozco el día a día de otras gentes, le espera la Patagonia argentina en Navidad.
3 Autodidacta. La canción final de la película (No me ves) está compuesta e interpretada por ella, y forma parte de su primer disco, Subo bajo, recién estrenado. ¿Sus fuentes de inspiración? Bebe, a la que conocí en Caótica Ana (Julio Medem, 2007), mi primera película; Leonor Watling y Najwa Nimri. Yo aprendí sacando a la guitarra las canciones de Ella Baila Sola.
4 Non stop. El año que viene estrena La influencia, ópera prima de Denis Rovira, cinta de terror donde comparte protagonismo con Emma Suárez y repite con la ‘hija’ de Roberto Álamo en Alegría, tristeza, Claudia Placer. En esta ocasión es mi hija, y no te imaginas lo que aprendo de ella. Los niños no ponen filtro porque no tienen miedos y eso es algo fantástico, dice la actriz de 31 años, que acaba de cerrar una serie con una plataforma.
5 Soledad. En los últimos años he hecho mucho trabajo personal, de introspección, y he conseguido entender que, al final, en la vida, estás solo. Escribo canciones para darme fuerza, para animarme a seguir. No soy de las que pasan de puntillas por la vida, me gusta implicarme. No me callo nada porque, si lo dejas dentro, se enquista.