DVD # BD
Con ‘El reverendo’, retoma la senda de ‘Taxi Driver’ o ‘Toro salvaje’, en un film que le ha valido el aplauso de la crítica. Hablamos con él.
El lanzamiento de El reverendo nos sirve de excusa para charlar con Paul Schrader sobre cine… y el futuro de la humanidad.
Trascendental incluso en el estilo. Pese a admirar a Bresson, Dreyer, Ozu o Bergman, nunca dirigí una película siguiendo este estilo. No quise. Hasta hace tres años,
asegura. Me di cuenta de que mi cine se dejaba llevar en exceso por la violencia y el sexo… Y en una cena, hablando con Pawel Pawlikowski sobre Ida y cómo todo lo digital había rebajado los costes de producción, pensé que había llegado el momento. Paseando por Nueva Yorke me dije:
El año que viene cumples 70 años. Es hora de que escribas ese guión que juraste que nunca harías.
La conexión con Travis Bickle. Creo que he escrito sobre este mismo personaje unas cinco veces, reconoce. La primera fue en Taxi Driver (1976), y era un joven solitario e ignorante. Después, en American Gigoló (1980), y era un narcisista; en Posibilidad de escape (1992), un traficante de drogas y estaba de los nervios; en The Walker (2007), un escort superficial… Y ahora, un clérigo atormentado. Es un personaje al que regreso más o menos cada 10 años, cuando siento que mi vida toma una nueva dirección. Cinefilia pesimista. El cine solo puede ser un elemento más dentro de un movimiento de cambio social.
Y la única forma en la que ha demostrado ser un instrumento de cambio ha sido a través de la propaganda, asegura. Los medios de la alt-right o la talk radio estadounidense sí lo han conseguido. El cine noble, no. A todos nos gustaría creer que las películas con mensaje bienintencionado, de tener el mismo altavoz, podrían reformar algo… Pero no es así.
Un perro callejero. Cuarenta años atrás, empecé a escribir para mí, no por encargo, y eso no ha cambiado. Siempre he ido por libre, más que como un rebelde como un perro callejero, intentando morder algo aquí y allá. Así es como he querido trabajar siempre.