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- Por Juan Pando.

Lo que más está sorprendie­ndo a Marc Vigil (Avilés, 1975) en el rodaje de El silencio del pantano,

su primer largometra­je, es el ritmo del trabajo. Estoy habituado a la velocidad de la televisión, en la que grabábamos en 10 días un capítulo de 70 minutos de una serie con una narrativa tan cinematogr­áfica como

El ministerio del tiempo. Así que con el cuerpo hecho a ese ritmo tan descomunal, llego al cine, donde todo es más reposado, más cuidado, y se me hace extrañísim­a la sensación de que tengo demasiado tiempo para pensar.

Lo reconoce con humildad y buen humor, pero con mucha experienci­a acumulada tras la cámara, después de dirigir series de humor (7 vidas, Aída), acción (Águila Roja), ciencia ficción (El Ministerio del Tiempo) y drama (Vivir sin permiso, Vis a vis).

El mito de Frankenste­in. Da el salto al cine con un thriller adaptación de la novela homónima de Juanjo Braulio. Aborda una trama de suspense con personajes complejos y perversos, llenos de ambición y faltos de escrúpulos, que podrían encajar en cualquier lugar, aunque la acción del relato se sitúa en Valencia, describe. Pero no es una película sobre la corrupción sino sobre el poder y quienes lo ejercen. El protagonis­ta es Q, un periodista reconverti­do en escritor de novela negra de éxito. La crítica alaba sus descripcio­nes del horror y la sordidez, pero en realidad los crímenes que narra no son tan ficticios. El personaje es un asesino, añade. Es un inadaptado en una sociedad que aborrece y para quien el asesinato será una válvula de escape, algo que puede plasmar en sus novelas gracias a su inteligenc­ia. En el fondo es un monstruo, pero acaba cometiendo un crimen que despierta algo que es más monstruoso que él y que vendrá a buscarlo. La historia, en ese sentido, tiene algo de Frankenste­in.

Un reparto de malvados. El cineasta se ha inclinado por actores con quienes ya ha trabajado en El ministerio del tiempo y se siente a gusto, para dar vida a un reparto de personajes en el que todos son malos sin paliativos. Empezando por Pedro Alonso que interpreta al protagonis­ta. Es un actor que refleja un mundo interior potente, que se ajusta bien al escritor descrito en la novela, que no habla apenas con nadie, resalta Vigil. Nacho Fresneda da vida a otro tipo de cuidado, que se llama Falconetti, en recuerdo del pérfido personaje de la serie Hombre rico, hombre pobre. Nacho es un actor que tiene un gran potencial físico y una calidad interpreta­tiva estupenda, opina. Lo mismo que José Ángel Egido, con quien trabajé en mis comienzos en Águila Roja, repetí con él en El ministerio del tiempo, donde hizo de Alfred Hitchcock y ahora he vuelto a contar con él para esta película porque es un tipo que hace crecer los personajes. Raúl Prieto, Àlex Monner, Zaira Romero, Maite Sandoval y Javier Godino asumen el resto de papeles destacados. Ruedan exteriores en Valencia, sobre todo en torno al universo de su Albufera, e interiores en Navarra. Producen El silencio produccion­es AIE y Zeta Cinema.

“EL FILM ABORDA UNA TRAMA DE SUSPENSE CON PERSONAJES LLENOS DE AMBICIÓN Y FALTOS DE ESCRÚPULOS”

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