JALEO REAL
Ganador del Gran Premio del Jurado de Venecia, con ‘La favorita, Yorgos Lanthimos hace temblar los cimientos del cine histórico de la mano del trío estelar que forman Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman. Hablamos con él en exclusiva.
Principios del siglo XVIII. La reina Anne (Colman) ocupa el trono mientras su amiga Lady Sarah (Weisz) gobierna el país. Abigail (Stone) amenaza dicho equilibrio.
Todo aquel que se haya enfrentado a una película de Yorgos Lanthimos, director de Canino (2009) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017), sabe que el cineasta griego es amigo de la subversión y el extrañamiento. En este sentido, La favorita puede verse como su particular respuesta a las convenciones del drama de época. Las películas históricas suelen presentarse como recreaciones fidedignas del pasado, y eso me parece muy falso, denuncia el director de Langosta (2015). Es mucho más interesante entender que todo viaje fílmico al pasado contiene un alto grado de invención. En consecuencia, La favorita propone un retrato nada convencional de la vida palaciega en la corte de la reina Anne (o Ana Estuardo) de Inglaterra. Según Lanthimos, los personajes de La favorita hablan con modismos actuales, los vestidos están hechos con materiales sintéticos modernos y en la película se escucha música barroca, pero también una canción de Elton John. El director griego, de 45 años, enmarca estos anacronismos en su interés por las contradicciones: Me gusta contraponer cosas, y en La favorita he podido combinar la comedia absurda con el melodrama.
MANIPULACIÓN Y PODER
La arquitectura narrativa de La favorita se sostiene sobre tres personajes femeninos de gran complejidad: la reina Anne (Olivia Colman), su fiel amiga y asistente Lady Sarah (Rachel Weisz) y la joven Abigail (Emma Stone). Ellas forman una espiral de manipulación y sed de poder, pero en el centro del triángulo reside la búsqueda del amor, comenta Emma Stone: En sus juegos de seducción, todas intentan controlar la situación, pero al mismo tiempo se ven superadas por sus propios impulsos. Lanthimos, como de costumbre, disfruta poniendo a los personajes en situaciones extremas: dramáticas, absurdas, ridículas.
La incomodidad, sea de un actor o un personaje, suele revelar cosas interesantes acerca del comportamiento humano, declara. Me gusta generar situaciones de incertidumbre y desconcierto para los actores: de esta manera, deben tirar de instinto y ser generosos a la hora de liberarse de sus corazas protectoras. Lanthimos explica que
LOS PREFERIDOS DE LANTHIMOS
¿Cuáles son los directores que inspiran al realizador griego?
Me gusta decir que mis favoritos son Robert Bresson (un cineasta de la rigidez) y John Cassavetes (el cineasta de la libertad).
¿Y qué hay de Kubrick, un director que late en las imágenes de
La favorita? Sí, claro, me gusta Kubrick, apunta con cierta desgana Lanthimos, poco amigo de las etiquetas autorales.
el reparto de La favorita hizo dos semanas de ensayos antes del rodaje, un tiempo que no se dedicó a la preparación de escenas sino a la creación de un ambiente de confianza: Pasábamos el día haciendo el tonto, jugando como niños, conociéndonos y facilitando que los actores se quitaran de encima toda sensación de ridículo. Así, en el rodaje, podrían crear e improvisar con libertad.
TRES ACTRICES EN LA CUMBRE
El vigor fílmico de La favorita sería impensable sin la labor de un trío de actrices en estado de gracia. Rachel (Weisz) tiene un calidez muy especial, defiende Lanthimos, que ya contó con ella en Langosta: Su Lady Sarah podría parecer fría y dura, pero ella le otorga una textura sensible, humana. Lanthimos también se deshace en elogios hacia Olivia Colman: Es una de las mejores actrices del planeta. La descubrí en Redención
(P. Considine, 2011), donde interpretaba un papel muy dramático, y luego me alucinó verla en papeles cómicos. Tiene un don para pasar de lo más oscuro a lo más luminoso, puede parecer terriblemente compleja y, acto seguido, graciosa y desenfadada. No sé cómo lo consigue, es increíble, afirma Lanthimos al límite de quedarse sin palabras. Por su parte, Emma Stone destaca lo fascinante y extraño que resulta trabajar con el cineasta griego: Durante el rodaje, no acababa de entender las decisiones estéticas de Yorgos: el uso de los objetivos de ojo de pez, los grandes angulares, los planos salvajemente contrapicados… Todo era extraño, pero al ver la película terminada pude apreciar la increíble belleza y profundidad del film.