PERO ¿QUÉ LES PASA A LOS OSCAR?
Sin presentador, descartes polémicos en algunas categorías o, directamente, descartes de categorías polémicas, como el globo sonda del premio a Película Popular que la Academia lanzó este verano y descartó hace unas semanas: los Oscar atraviesan uno de sus momentos más difíciles. La 91.ª edición, con las nominaciones (22 de enero) y la celebración (25 de febrero) a la vuelta de la esquina, se quedó sin maestro de ceremonias solo dos días después de que Kevin Hart accediera a presentarla. Unos tuits con chistes homófobos, fechados entre 2009 y 2011, causaron la renuncia del cómico, y su espantada ha acobardado al resto de aspirantes. La polémica no es nueva –en 2011, Eddie Murphy declinó conducir la gala cuando Brett Ratner fue invitado a abandonar la producción del espectáculo, también por una salida de tono homófoba–, pero, hoy, la Academia parece no tener plan B. La situación es tan grave que los responsables se han planteado que la gala no tenga presentador, pero el recuerdo del ridículo de los 61.º Oscar, los últimos que siguieron este esquema, no ayuda: fue en 1989, el año del dúo musical de Rob Lowe y Blancanieves, un número que consiguió que Disney denunciara a la Academia y que el productor del show Allan Carr (responsable de Grease) fuera desterrado, figuradamente, de Hollywood.