Emma Stone, por La favorita.
Con 30 años recién cumplidos, la oscarizada estrella de ‘La La Land’ busca nuevos retos guiada por la paz interior. En ‘La favorita’, por la que opta a un Globo de Oro, esta joven de Arizona se enfunda un corsé para conquistar la corte británica del siglo
“HE VIVIDO COSAS EXTRAORDINARIAS, PERO AL FINAL VES QUE LA VIDA ES UNA SUMA DE MOMENTOS ALTOS Y BAJOS. SOY UNA PERSONA MÁS RESISTENTE”
Emma Stone (Scottsdale, Arizona, 1988) se mueve por los pasillos del legendario Hotel Excelsior del Lido de Venecia como Pedro por su casa. Es la tercera vez en cinco años que le toca transitar entre habitaciones y salones atendiendo a medios de todo el mundo. Cuando la Gwen Stacy de The Amazing Spider-Man (M. Webb, 2012) entra con paso decidido en la imponente suite con vistas al Adriático donde la espera FOTOGRAMAS, el aire se impregna de
déjà-vu. Venecia me trae tantos buenos recuerdos, afirma la rutilante estrella de Hollywood: En 2014 presenté aquí Birdman, después en 2016 vine con La La Land y ahora
La favorita, tres películas que llevo en lo más profundo de mi corazón. Resulta inevitable preguntar a la diva sonriente por el inicio del camino que la llevó al Oscar: Me viene a la memoria la primera proyección de La La Land,
recuerdo estar de pie con la gente ovacionando, cogida de la mano de Damien (Chazelle), ¡y las manos nos sudaban un montón! Toda la experiencia que rodeó a La La Land tuvo un punto surrealista. ¿Se ve repitiendo la jugada con La favorita? Me siento muy orgullosa de esta película, pero nunca se sabe cuál será el camino de un film.
¿Es difícil encontrar personajes femeninos tan complejos como la Abigail de La favorita? Totalmente. Y más aún tres mujeres complejas en una misma película. Trabajar con Rachel (Weisz) y Olivia (Colman) ha sido como un sueño. ¡Qué mujeres más profesionales y divertidas! Durante el rodaje, nos hicieron una entrevista y nos preguntaron: ¿Quién es la villana de la película?
Y no había respuesta porque ninguno de nuestros personajes es malo o bueno. Abigail es capaz de ejercer su poder de manera implacable, pero también la vemos llorar. En su huida de la miseria, debe bloquear todo sentimiento de empatía, pero en el fondo es capaz de amar, aunque en su vida el amor siempre ha sido sinónimo de peligro y agresión. La crueldad del mundo la lleva a casarse con alguien que le importa una mierda y a acostarse con gente por la que no siente atracción alguna. Abigail se arrastra por el barro y se mete en peleas. ¿Cómo fue el rodaje de La favorita a nivel físico?
Bastante intenso. Una cosa es leer en el guión que tu personaje se cae de un carruaje, se autolesiona brutalmente la nariz y la tiran por un barranco, pero otra muy distinta hacerlo de verdad. Y lo de llevar corsé, buff… nunca me había puesto un corsé.
¿Y cómo fue?
¡Horrible! Durante el primer mes de rodaje, me costaba mucho respirar y olía mentol para tener la sensación de estar en un espacio abierto y así evitar las náuseas. Después, mis órganos se reajustaron a la forma del corsé. De repente era más soportable, ¡pero era porque mi bazo se había recolocado! No puedo creer que las mujeres aguantasen semejante tortura durante tanto tiempo. En mi caso, el corsé me ayudó a meterme en la piel de una mujer que se siente fuera de lugar en la corte, y al mismo tiempo conectaba con mi extrañeza al ser la única actriz americana en un rodaje lleno de británicos. Los actores ingleses llevan el drama histórico en la sangre, y ese no es mi caso. Aquello formó parte del reto.
CUMPLIR LOS 30… CON CALMA
¿Cómo lleva lo de cumplir 30 años? [cumplió el 6 de noviembre].
Con ilusión. Tengo ganas de dar carpetazo a los 20. En esta última década he aprendido muchas lecciones. Me han pasado cosas maravillosas, pero los 20 son una locura: Todavía no te conoces verdaderamente y lo vas averiguando sobre la marcha.
¿Y cómo se encontró usted a sí misma?
Con terapia y hablando mucho con mis amigos. En los momentos más difíciles, llegué a sentir que no entendía a la persona en la que me había convertido. Me ocurrió cuando tenía unos 25 años, en un periodo en el que trabajaba sin parar. Este año, me he permitido no participar en ningún rodaje, era una necesidad vital. He dedicado tiempo a la gente a la que quiero y he hecho balance de mi vida. Cuando se tiene un trabajo que conlleva pasar tiempo fuera de casa, confías en que ese tiempo de calidad que dedicas a los tuyos genere unos cimientos que puedan sostener las relaciones durante las épocas de rodaje.
¿Cómo se describiría a sí misma hoy en día?
He encontrado una cierta calma. Vivir experiencias nuevas es excitante, pero también es necesario crearse un espacio de seguridad: lugares que conoces, territorios ya conquistados. Eso me ha convertido en una persona más resistente. He vivido cosas extraordinarias, pero al final ves que la vida es una suma de momentos altos y bajos.
¿Cuáles han sido sus momentos más altos y más bajos?
Lo mejor ha sido consolidar mis relaciones. Sentirme cada vez más cerca de mis amigos. Es lo más importante para mí. Y lo peor, bueno, tampoco tengo muchas ganas de recrearme en ello. No es nada terrible, temas familiares. A veces los cambios te cogen desprevenida, sobre todo si son varios a la vez. Antes no tenía suficientes herramientas para manejarme en ese terreno. Ahora sí las tengo.
¿Teme que esta nueva calma pueda bloquear su nervio actoral?
Para nada. La calma lo hace todo más tolerable. Ya no soy como antes, cuando todo me afectaba en exceso. Quizá eso es la madurez. No le veo sentido a estar torturada internamente, eso solo puede ayudar a interpretar algunos papeles.
Ha comentado recientemente que le gustaría formar una familia.
Eso sería algo bonito, espero tener esa suerte. Ya veremos.
EL TIEMPO DE LAS MUJERES
¿ Qué le parece que, en Hollywood, las mujeres están reclamando justicia y equidad salarial?
En mi país tenemos la sensación de que nuestro Gobierno no se preocupa de verdad por los derechos de las mujeres. Y la gente está levantando la voz de forma poderosa. Para mí, fue muy inspirador conocer a Billie Jean King durante el rodaje de La batalla de los sexos (J. Dayton, V. Faris, 2017). Es un icono y lleva luchando por los derechos de la mujer desde los años 60. Sobre la situación actual, me decía: Llevo en esto 45 años. No es algo nuevo. Lo bueno es que más gente se está sumando a la lucha o está dispuesta a escuchar.
Pero todavía hay menos directoras que directores.
Sí, necesitamos a más mujeres dirigiendo, y para ello es imprescindible que estas mujeres puedan conseguir financiación sustancial para sus proyectos. A nivel personal, cada vez me interesa más poder ayudar, con mi presencia, a la financiación de proyectos dirigidos por mujeres. Tenía previsto participar en la nueva película como directora de Greta Gerwig [una nueva versión de Mujercitas], pero finalmente no pudo ser por cuestiones de agenda. Será una película maravillosa, con un guión bellísimo escrito por la propia Greta, ¡y con un reparto mayormente femenino!
Cuando antes hablaba del Gobierno americano se sentía la sombra de Donald Trump.
No he mencionado su nombre. No querría mencionar su nombre. Estoy segura de que eso le encantaría.