FICX 2018, 56º Festival de Gijón.
Equilibrio. El FICX 56 (del 16 al 24 de noviembre) confirmó el espíritu al tiempo renovador y continuista de su nuevo equipo, así como el caótico estado del cine y el audiovisual en el siglo XXI. ¿Cómo debemos considerar que el gran ganador no haya sido otro que Hong Sang-soo con Hotel by the River? Por segunda vez, el coreano se alza aquí con el pre- mio a Mejor Película. La lúcida historia de un poeta que espera la muerte entre conversaciones existenciales, soju y reflexiones es otro clavo más en el ataúd que convierte a Hong en un maestro cuya visión forma parte de lo mejor del frágil universo cinematográfico actual. El espectador atento ha podido comprobar la tensión que viven los distintos paradigmas que dividen cine y audiovisual en su multiplicidad de propuestas. De un lado, los países del Este, con títulos premiados como I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians, de Radu Jude,
Mug, de Malgorzata Szumowska, o Winter Flies, de Olmo Omerzu, muestran un cine que hunde sus raíces en los 60, aún con mucho que decir; de otro, el público aplaude propuestas estadounidenses que no reciben pre- mios pero llenan: Wildlife, Lo que esconde Silver Lake o Piercing (las dos últimas fuera de concurso), reescrituras de géneros clásicos, ejercicios de estilo que funcionan más allá del artificio, mostrando que aún hay vida inteligente en Hollywood. La fusión y confusión de géneros y formatos fue característica en una edición donde varios de los mejores títulos pertenecen a la no-ficción, como Cassandro, the Exotico!, de Marie Losier, o la experimental Star, de Johann Lurf, más alentadora que decepciones como Les confins du monde, muestra de los peores defectos de un formalismo vacío, de cierta repetición de esquemas heredados sin riesgo ni novedad, que deja abierta la cuestión de hacia dónde va y qué es hoy el cine. Por Jesús Palacios. www.gijonfilmfestival.com