Preguntas sin respuesta
¿Por qué tenemos la sensación de que desvelar los giros de la trama de un film o de una serie, es decir, los spoilers, no tienen fecha de caducidad desde que irrumpieron las plataformas digitales?
¿Y por qué a algunos les molesta tanto un spoiler y otros lo toleran aduciendo que les importa mucho más el cómo que el qué?
¿Por qué tanto revuelo con el subtitulado de Roma al castellano cuando más de un espectador agradecería que algunas películas y series españolas se subtitularan para entender bien sus diálogos? ¿Por qué solo una cineasta, Kathryn Bigelow, ha ganado el BAFTA, el Goya británico, a Mejor Director (por En tierra hostil, 2010) en la historia del galardón?
¿Por qué ningún canal español se anima a producir un documental tan ambicioso y divertido como Nothing Like a Dame, de Roger Michell, con cuatro grandes damas de la interpretación desgranando su carrera a golpe de té?
¿Por qué roza la obsesión en los directores actuales el empleo de tomas aéreas con drones y secuencias cámara en mano? ¿Por qué Kristine Froseth, la joven de La verdad sobre el caso Harry Quebert, tiene el mismo aire que Jane March, Freida Pinto, Mélanie Bernier o Rachel Weisz, otras heroínas de Jean-Jacques Annaud, director de la miniserie?
¿Por qué el reconocimiento en premios a Ha nacido una estrella no ha cumplido con las expectativas que generó?
¿Por qué se cuestiona el talento de M. Night Shyamalan para conjugar ambición artística, entretenimiento y originalidad, aunque no siempre lo logre?