Fotogramas

1 FEBRERO BAJO EL MISMO TECHO.

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inviable. Repetí un par de años, pero cuando volví a suspender, ahí sí que no hubo ya tutía. Me dijeron, a ti, hasta que no apruebes COU, se te ha acabado el teatro y todas las tonterías… y lo aprobé. He mamado el oficio y conozco sus luces y sus sombras. Lo empecé sabiendo que es una carrera de fondo, sin tener una vocación muy fuerte, porque me sentía cómoda y me divertía, y acabé encontrand­o en él un ámbito en el que me reconocí. No entró con mal pie en el cine, ya que con su primera película, la comedia El palo (Eva Lesmes, 2001), fue nominada al Goya a la Mejor Actriz Revelación.

EL PESO DEL APELLIDO

No solo se formó como actriz, estudió también danza clásica y contemporá­nea, y además, canta y toca la flauta; unas habilidade­s que no ha tenido muchas oportunida­des de lucir. Salvo en la comedia teatral Atchúusss!!!, a partir de textos de Chéjov, en la que coincidió con su hermano Ernesto. Los dos cantábamos y él, además, tocaba el piano, que lo hace muy bien. Solo en una ocasión han coincidido los tres Alterio. Fue en el cortometra­je Entre nosotros (Darío Stegmayer, 2006), que incluía a Mariví Bilbao en el reparto. No he vuelto a trabajar con papá, Ernesto, sí. Aunque los tres coincidier­on de nuevo en la ceremonia de entrega de los Premios de la Academia de Cine de 2004, cuando Héctor Alterio fue distinguid­o con el Goya de Honor, que le entregaron sus dos hijos. Nunca se me pasó por la cabeza cambiarme el apellido o el nombre, que llevo a mucha honra, pero al principio me daba pudor que la gente pensase que estaba en tal película o en tal serie porque mi padre hubiera llamado a alguien para que me dieran el papel. Así que mi gran obsesión entonces era que me hicieran pruebas, que no me eligieran así porque sí, solo porque me conocieran. Ahora he hecho mi camino, y ellos el suyo, y ya no me pesa tanto.

HA NACIDO UNA ESTRELLA

Su trayectori­a en la gran pantalla incluye dramas puros, como Cinco metros cuadrados (Max Lemcke, 2011); historias con un toque de humor, como Una palabra tuya (Ángeles González-Sinde, 2008) o Torremolin­os 73

(Pablo Berger, 2003), y sobre todo comedias, como Miguel y William (Inés París, 2007), Días de cine (David Serrano, 2007) o Perdiendo el norte (Nacho G. Velilla, 2015). Con todo, los trabajos que le han dado más popularida­d han sido en la pequeña pantalla, especialme­nte

“HE MAMADO ESTE OFICIO, CARRERA DE FONDO CON LUCES Y SOMBRAS, EN EL QUE EMPECÉ SIN UNA GRAN VOCACIÓN PERO HE ACABADO POR RECONOCERM­E”

con Aquí no hay quien viva, la serie en la que era Belén, una chica que no encontraba su vocación profesiona­l en la vida y mantenía un romance vergonzant­e con Emilio, el portero de su edificio, personaje que popularizó la frase Un poquito de por favor, encarnado por su buen amigo Fernando Tejero, a quien llama mi primo de Córdoba. Salir en ella fue como ser parte de los Rolling Stones, de no poder salir a la calle y de cruzar corriendo delante de los colegios, recuerda. Se me asocia con el humor porque mis proyectos de televisión que más se han visto han sido comedias. Hacer reír, que me sale de modo natural, me parece una terapia y un milagro que me produce un placer que no puedo explicar. Aunque en teatro he participad­o en proyectos muy dramáticos. Yo trato de ser humana y en nuestra popia humanidad, en la imperfecci­ón, en la vida, se mezclan humor y drama.

RODAR EN FEMENINO

Seguirá haciendo reír a los espectador­es en su nueva serie para Telecinco, Señoras del (h)AMPA, comedia en clave de humor negro con toques de thriller y drama, que acaba de grabar. Su papel es el de una de las cuatro mujeres cuyos hijos son compañeros de colegio, que se ven mezcladas de forma involuntar­ia en un asesinato. Una historia bastante rocamboles­ca y muy divertida, que funde el costumbris­mo almodovari­ano con la acción a lo Álex de la Iglesia. Venimos de una dinámica en la que han sido los personajes masculinos quienes llevaban la voz cantante en las historias, mientras que nosotras hemos sido las consortes apoyando sus tramas. Esto empieza a cambiar. En Vergüenza, los personajes de Javi (Gutiérrez) y el mío están casi a la par, y en Señoras del (h)AMPA, las cuatro protagonis­tas somos mujeres. El otro día, cuando llegué para rodar, me llamó la atención que en la orden de trabajo había 20 personajes, todos femeninos. Creo que es la primera vez que me ha pasado una cosa así. Ojalá que no se trate de algo circunstan­cial sino de una tendencia duradera en el tiempo.

“YO TRATO DE SER HUMANA, Y EN NUESTRA PROPIA HUMANIDAD, EN LA IMPERFECCI­ÓN, EN LA VIDA, HAY UNA MEZCLA DE COMEDIA Y DE DRAMA”

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