Creed II: La leyenda de Rocky
En Creed, el director Ryan Coogler consiguió recoger toda herencia de la saga Rocky para reactualizarla a través de su propia personalidad. El resultado fue una película profundamente respetuosa con el material previo, al mismo tiempo recorrida por una energía joven y fresca (con ese explosivo Michael B. Jordan), pero también inundada por ese tono crepuscular tan característico que se había apoderado del personaje desde la quinta entrega y que servía para poner de manifiesto que, al fin y al cabo, después de tantas victorias y éxitos, en realidad estábamos ante un personaje solo y herido.
Ahora Steven
Caple Jr. recoge el testigo de Coogler
en una continuación que suena a despedida definitiva. Creed II: La leyenda de Rocky es un compendio de todo lo que ha hecho grande a esta saga que comenzó en 1976 y que de alguna manera se ha encargado de radiografiar los cambios por los que ha atravesado la sociedad estadounidense en los últimos 40 años a través del rostro de Sylvester Stallone.
Porque, en realidad, si por algo pasarán a la historia estas ocho películas que giran en torno a la necesidad de mantener viva la esencia de los mitos y de los héroes que no se rinden y luchan por alcanzar sus sueños, es por esas lecciones de vida que transmitían, mucho más importantes que la épica de las batallas, y que hablan de vencer los miedos, relativizar el éxito y aprender de los errores del pasado.
Creed II: La leyenda de Rocky dialoga directamente con Rocky IV al recuperar al personaje de Drago (Dolph Lundgren), pero lleva un paso más allá este rescate antológico y se convierte casi en una tragedia de Shakespeare en la que los hijos (el de Apollo y el de Drago) se ven condenados a repetir los errores y redimir los pecados de sus progenitores, ya sea por una cuestión de orgullo, como en el primer caso, o porque se han educado en el odio y la venganza, como en el segundo.
El director integra todos los elementos icónicos, como esas charlas a la luz de una farola, que en esta ocasión ni siquiera funciona, trata con un enorme cariño a todos los personajes y reflexiona sobre cuál es el sentido del espectáculo. ¿Darle a la gente lo que necesita? Para los adoradores de la saga, eso es precisamente esta película.