Debut accidentado en la ciencia ficción
Cuando estoy preparando Los fundadores, mi primera producción de ciencia ficción (ver sobre la foto notas y dibujos preparatorios del rodaje), resulta que el futuro parece que se ha adelantado con todo esto que está ocurriendo, cuyos primeros días han sido enigmáticos y para mucha gente agobiantes. Estábamos en la fase de desarrollo y pensábamos rodar en otoño, en Sevilla, con producción de Atípica y La Zanfoña/Sacromonte, pero ya cualquier plan de hacerlo antes de 2021 resulta imposible. La acción del relato se sitúa en un tiempo de aquí a unos 70 años. El protagonista es un periodista que recibe el encargo de cubrir una información en una zona fronteriza, en un pueblo que sería semejante a Calais en Francia, pero que está situado al sur de España. Es una película complicada y cara, con mucho mundo que crear, como aerotaxis, por lo que habíamos tenido ya reuniones con los departamentos de arte y de fotografía. Empecé a darle vueltas al proyecto en el intervalo entre las dos temporadas de La peste; y Rafael Cobos y yo estamos ya con el guion casi terminado. He retomado estos días, con Rafael, como plan B, otro guion titulado 1977, que escribimos hace unos años sobre la Copel (Coordinadora de Presos en Lucha), el sindicato que surgió en las prisiones durante la Transición.
Una historia que sería para filmar en una cárcel. Entre esto y que, además, estoy con mi mujer (la directora de producción Manuela Ocón) en la Plataforma del Audiovisual Andaluz, recién creada ante la crisis que se avecina, y que tenemos dos chavales, apenas me queda algo de tiempo libre.