‘Alcarràs’, drama a contrarreloj
Alcarràs está pensada como una película muy coral, en la que puede haber diez personajes en cada escena, con niños, adolescentes y ancianos, y muchos figurantes, así que cuando leí los primeros protocolos de rodaje que han empezado a aparecer no daba crédito, porque con esas características parece que va a ser difícil ajustarse a ellos. Supone mucha renuncia y cambios con respecto al guion que he escrito con Arnau Vilaró y el proyecto en el que llevamos trabajando dos años con Avalon como productor mayoritario y participación de Vilaüt Films. La historia trata de una familia con miembros de tres generaciones, que, desde hace varias, cultiva melocotones en Lérida, en una tierra que no es suya. Muere el propietario y su hijo tiene otros planes para esa finca. La película comienza cuando el clan recoge la última cosecha antes de perder el terreno. El confinamiento nos pilló ya en preproducción, a tres meses y medio de la fecha de inicio de rodaje, previsto para el primero de julio. A punto de cerrar la localización principal y el casting, casi todo de intérpretes no profesionales, que nos ha llevado casi un año, y de empezar los ensayos. Me pilló en Lérida, con el tiempo justo de regresar a mi piso, en Barcelona, en el que estoy con mi novio, repasando el guion, viendo clásicos y practicando yoga. Es todo tan raro que no hemos tomado una decisión definitiva aún, pero si no pudiéramos filmar en verano, habría que posponerlo hasta el año que viene, porque los melocotones no esperan cuando maduran, y en septiembre ya no hay.