EL GIGANTE
James Dean
Cuando falleció al volante de Little Bastard, ese Porsche 550 Spyder con el que iba a presenciar una carrera de coches la tarde del 30 de septiembre de 1955, James Dean llevaba un año en la cumbre. Solo había estrenado su primer trabajo (Al este del Edén), tres semanas después saldría el segundo (Rebelde sin causa) y el tercero, y su nominación póstuma, llegaría al año siguiente (Gigante). No necesitó más. Esa mezcla de arrogancia y vulnerabilidad moldearon la imagen del eterno contestatario, fijaron el look casual –los tejanos, la camiseta blanca bajo la cazadora Harrington– aún vigente. En sus palabras: Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy.