Fotomatón. Pilar Castro. Recuperamos (y actualizamos) grandes nombres de nuestro archivo.
Rescatamos ‘polaroids’ y viajamos al pasado de esta sección junto a sus protagonistas para descubrir cómo recuerdan aquellos primeros pasos y hasta qué punto se han cumplido las expectativas con las que se asomaban (años atrás) a FOTOGRAMAS.
Estas fotos pertenecen a su Fotomatón de 2005, cuando estrenaba Los dos lados de la cama, de Emilio Martínez-Lázaro. ¿Qué ha pensado de este viaje en el tiempo?
Que es emocionante. Recuerdo perfectamente el día de esa sesión, estaba embarazada de mi hijo, que tiene 14 años.
¿Ha cambiado su mundo desde entonces?
Ha cambiado, sí, se han superado mis expectativas. Siempre tuve miedo de no trabajar y, sin embargo, no he parado desde entonces. Y ahora estoy viviendo este viaje en el tiempo desde casa, con esta extraña situación que nos ha tocado vivir. Al principio este parón me vino bien porque estaba agotada, grabando el final de
Señoras del (h)AMPA II, haciendo teatro y a punto de rodar en Competencia oficial
(Mariano Cohn y Gastón Duprant, con Antonio Banderas y Penélope Cruz). Pero quiero volver, estoy muy sensible y me siento vulnerable.
Una situación que no habría imaginado ni en guiones tan singulares como el de
Ventajas de viajar en tren (Aritz Moreno).
La historia de Ventajas de viajar en tren
me parece infinitamente más normal que la del mundo en estos tiempos raros.
Hace 15 años decía que estaba en proceso de ser actriz. ¿Prueba superada?
Ahora lo tengo más claro, eso seguro. Antes me daba miedo decirlo por si dejaban de llamarme. Lo he conseguido, aunque sin dejar de aprender. Algunas veces he tenido la percepción de ir marcha atrás. De las malas experiencias se aprende, claro, pero al mismo tiempo te hace replantearte cosas. No todo es tan bonito como lo pintan. Hay experiencias duras que te hacen tambalearte como actriz. Si las superas, te ayudan a crecer.
Entonces admiraba a Meryl Streep y a Candela Peña. ¿Algún nuevo nombre en la lista?
A Candela la sigo admirando, pero es que es amiga. Lo mismo me pasa con Nathalie Poza, me encanta Maribel Verdú… A casi todas las mujeres con las que trabajo acabo admirándolas. Bueno, y a un hombre, al director de Ventajas…
Aritz Moreno, un descubrimiento.
Cada vez me gusta más la gente que se expone menos y profundiza más.
En 2005 necesitaba sentir el teatro.
Lo sigo necesitando, el proceso creativo, poder confundirte, no ir al resultado sino al camino. La tele me ha dado cosas buenas, pero se hace muy rápido.
Antes le sobraba el fútbol, que ahora está paralizado, así que, ¿contenta?
Pues me da pena que no haya fútbol por lo que significa. Ahora me sobran la prepotencia, la necesidad de destruir, la falta de gratitud y de empatía, y esa necesidad de crear odio. Tienes que ser de un bando o del contrario. No puedo con ello. Ni con la violencia. El otro día vi Los miserables de Ladj Ly y lo pasé fatal.
¿Y qué ama hoy?
Cada día amo más la solidaridad, a la gente que se pone en el lugar del otro, la libertad, el riesgo y las cosas bellas que me hacen salir adelante.
En aquella entrevista se reía con Amparo Soler Leal. ¿Con quién se ríe ahora?
Con mi hijo, que es un gran payaso.
Con él estoy redescubriendo a Buster Keaton, vemos juntos El gordo y el flaco… Muy a mi pesar le gusta este trabajo, puede que siga mis pasos.
Decía en 2005 que quería conocer a Woody Allen. ¿Lo consiguió?
No, pero ahora me encantaría conocer a otra gente. Tener una charla en profundidad con Oliver Laxe, descubrir su mundo interior, saber más.
No querría conocer jamás…
Al señor Trump. Peor, a Bolsonaro.
¿Qué le diría la Pilar de hoy a aquella del Fotomatón de hace 15 años?
Que ha sido una valiente al superar sus inseguridades y sus miedos, y que confíe en la vida que todo va a salir bien.