Joseph Gordon-Levitt, por 7500.
UN NIÑO GRANDE
Comenzó como una estrella de televisión infantil, siguió como icono del cine indie y con los años se ha convertido en uno de los actores más sólidos de la industria. Además, demuestra una creatividad incontenible y multiplica los proyectos en los que participa. Ahora podemos verlo en ‘7500’, un thriller alemán rodado en pocos metros cuadrados en el que debe afrontar el secuestro de un avión.
Joseph Gordon-Levitt (Los Ángeles, 1981) es el ejemplo de que empezar en la interpretación siendo un niño y disfrutar de un estrellato precoz no implica necesariamente que uno vaya a convertirse en un maníaco adicto en su vida adulta. A los hechos nos remitimos. Su abuelo había sido director en el Hollywood dorado y él vivía en un barrio repleto de oficinas de representantes y despachos de cazatalentos. Así que empezó a aparecer en series de televisión a los siete años. Aunque a casi todos les pasara inadvertido, tuvo papelitos en capítulos de Enredos de familia, La ley de Los Ángeles, Se ha escrito un crimen, La doctora Quinn o Roseanne. No es mal currículo para un chaval. Ya con 11 años apareció en El río de la vida (1992), dirigida por Robert Redford, junto a Brad Pitt, pero su gran rol llegó con la serie Cosas de marcianos (1996). A lo largo de sus 140 episodios se convirtió en uno de esos ídolos adolescentes con los que las niñas forraban la carpeta del colegio. Él dice que lo odiaba. Así que, aun cuando podía simplemente haber aprovechado el viento que soplaba a favor, lo dejó todo para ir a la universidad. Después tuvo que empezar prácticamente desde cero. O lo que es lo mismo, en 10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999), una comedia teen con Julia Stiles y Heath Ledger como compañeros. Después, y con paciencia de secundario, llegó a convertirse en un icono del cine indie gracias sobre todo a (500) días juntos (Marc Webb, 2009) y 50/50 (Jonathan Levine, 2011). Desde entonces ha ido trazando una carrera llena de decisiones arriesgadas.
Todo ello combinado con un torrente de actividades paralelas con las que llena una necesidad de creatividad que va mucho más allá de la interpretación. Ha dirigido Don Jon (2013), protagonizada por él mismo y Scarlett Johansson, y pronto se pondrá de nuevo tras la cámara. Produce lo que le interesa, toca la guitarra y la batería, canta, escribe y da conferencias sobre creatividad en TED Talks, un exclusivo foro para gurús de la modernidad. Por encima de todo, ha creado una plataforma, HitRecord, célebre porque ayuda a sacar adelante proyectos creativos, ya sean películas, documentales, discos o
libros entre sus más de 45.000 usuarios.
¿EL PRÓXIMO BATMAN?
Tras el final de El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012), se ha especulado con que podría ser el próximo Batman (o Robin), aunque él siempre ha insistido en que el director cerró su trilogía en un punto perfecto. En breve lo veremos en el segundo trabajo como director de Aaron Sorkin,
The Trial of the Chicago 7, pero ahora estrena 7500 (Patrick Vollrath), una audaz película alemana en la que interpreta al copiloto de un vuelo comercial durante un secuestro, rodada en el reducido espacio de la cabina. Buscaba lo contrario a Bruce Willis, explica el direc
‘‘INTENTO HACER COSAS QUE ME MOTIVEN, SIN PENSAR EN CONSTRUIR UNA CARRERA O EN EL RESUMEN QUE SE PUEDA HACER DE ELLA. ME GUSTAN TANTO PELÍCULAS ARRIESGADAS, COMO LAS DE PALOMITAS”.
tor. No alguien entrenado en las fuerzas especiales, sino un tipo normal, que está tan superado como cualquiera.
Tenía que ser alguien con quien la gente empatizara desde el mismo momento en que entra en el avión. Y aquí estaba él. Nos lo cuenta desde su casa de Los Ángeles.
¿Cómo lleva la cuarentena? ¿En qué invierte su tiempo?
Tengo la suerte de estar en casa con mi familia, algo que no todo el mundo puede. En realidad trato de ser creativo todos los días de mi vida, no solo en estas circunstancias. Cuando no estoy trabajando en una película convencional me vuelco en mi proyecto HitRecord, que es lo que estoy haciendo ahora. Llevo años con esto, que consiste en conectar a gente de todo el mundo para aportar ideas en diferentes ámbitos artísticos. Después, entre todos, enseñamos cómo llevarlas a cabo y ayudamos a sacarlas adelante. Tenemos desde proyectos muy pequeños a otros bastante ambiciosos. Funciona de manera colaborativa y en remoto así que, pese a que nadie vimos venir esta pandemia, estábamos acostumbrados a trabajar así.
¿Qué ha aprendido de esta situación?
Uno de los proyectos en los que estamos trabajando es un documental que nace del poema que subió a la plataforma una mujer de Canadá, donde hablaba de que se sentía frustrada porque esta cuarentena había dado al traste con muchos de sus planes. Sin embargo, estar sola en casa y bajar el ritmo de su vida le había enseñado a disfrutar de pequeñas cosas que daba por sentadas. Creo que es una buena enseñanza para estos tiempos.
Para un actor debe de ser una novedad trabajar en casa.
Tanto que tengo que hacer el esfuerzo de desconectar a ratos y enfocar mi atención hacia otras cosas, como mi familia, mis niños.
Lleva una temporada racionando mucho sus apariciones en la pantalla. ¿Por qué le ha interesado un proyecto como 7500?
En los últimos años he tenido dos hijos, uno tiene cuatro años ahora y el otro, dos. Entonces me tomé un descanso para estar con ellos, y tenía claro que cuando volviera, mi primer trabajo tenía que ser realmente inspirador, que supusiera un reto, que colmara mi pasión por actuar. Existe un discurso como de: ‘Bueno, has estado fuera y ahora quieres volver, pero no se te ha visto en un tiempo así que…’. Pero prefería no escucharlo y centrarme realmente en encontrar algo que me apasionara. Y apareció este proyecto.
Es una película alemana, independiente, aparentemente pequeña. No parece la opción más obvia.
Me encantó el corto Everything Will Be Okay, por el que Patrick Vollrath, el director, recibió una nominación al Oscar. Por eso tenía interés en conocerlo y me fascinó su explicación de cómo lo había hecho y la manera en que pensaba afrontar esta película. Tiene un método nada ortodoxo. Normalmente una escena de dos minutos la tienes que rodar una y otra vez desde diferentes ángulos, colocándote exactamente en tu marca para asegurar que la iluminación es la correcta. Está bien, pero te ves bastante limitado en lo que puedes hacer. Patrick, sin embargo, deja la cámara rodando 30 o 40 minutos y a pesar de que tiene un guion, te empuja a improvisar. Eso te sumerge en la acción de una forma que no es habitual. Supone una experiencia increíble.
¿Se genera una energía especial cuando se trabaja en el primer largometraje de alguien?
Yo quería apoyar a este director porque me apasiona lo que hace, creo que va a realizar grandes películas y me enorgullece estar en esta. También he estado en los primeros largometrajes de Rian Johnson (Los hermanos Bloom, Looper) o Marc Webb [(500) días juntos]. La verdad es que he hecho bastantes primeras veces y me gusta.
¿Estos últimos años de parón han cambiado su perspectiva a la hora de escoger sus papeles?
Sin duda es diferente ahora que soy padre, porque soy una persona distinta. En realidad, mi visión ha ido cambiando a lo largo de mi vida. Intento hacer cosas que me motiven, sin pensar en construir una carrera o en el resumen que se pueda hacer de ella. Es cierto que tengo gustos muy eclécticos y que me gustan tanto películas arriesgadas, del estilo de 7500, como las de comer palomitas. Honestamente, estoy en esa posición privilegiada en la que puedo elegir lo que hago y trato de quedarme solo con lo que de verdad me apetece. Eso probablemente me ha llevado a tomar alguna decisión no muy inteligente, rechazando cosas que después fueron un gran éxito, pero bueno. Adoro actuar, y lo que no querría es llegar a un rodaje sintiendo que lo hago porque tengo que hacerlo y no por
“ADORO ACTUAR, Y NO QUERRÍA LLEGAR A UN RODAJE SINTIENDO QUE LO HAGO PORQUE TENGO QUE HACERLO Y NO PORQUE QUIERO. ADEMÁS, NO CREO QUE MI INTERPRETACIÓN FUERA BUENA”.
que realmente quiero. Además, no creo que mi interpretación fuera buena si ese fuera el caso.
Es actor, director, productor, músico, escritor… ¿En qué faceta se siente más cómodo?
Soy de inquietudes eclécticas, me gusta la variedad, y si solo pudiera hacer una cosa me frustraría. Algunas las hago en plan profesional y otras no, como la música. Toco en casa y subo a mi Instagram grabaciones, también me gusta producir proyectos musicales en HitRecord, pero nada demasiado en serio.
A través de esta plataforma promueve un proceso de creación muy abierto, democrático y colaborativo, que es lo opuesto a cómo funciona la industria. ¿Cree que las nuevas tecnologías conducirán a una manera de trabajar más parecida a esta?
Eso creo. Siempre existirán las cosas de la parte más estática, porque hay gente a la que le gusta verlas. Pero lo que me interesa es ver el arte y la creatividad en profundidad. No hacer algo para que la gente lo consuma, sino disfrutar del proceso creativo completo. Eso me da más satisfacción que ver el trabajo terminado, leer las críticas o posar en la alfombra roja. Ahora estamos viviendo un cambio en el que cada vez más gente tiene la oportunidad de mostrar lo que hace a una audiencia amplia (aunque eso a veces se convierte en una manera simple de conseguir atención o captar seguidores). Hay millones de personas creativas en el mundo y en la industria solo trabaja una minúscula parte de ellas. El cambio importante está en que los millones de personas que hacen cosas ahora no tienen necesariamente que mirar a Hollywood para validar su trabajo.
Ha trabajado con Christopher Nolan, Oliver Stone, Steven Spielberg… ¿Quién de ellos lo ha marcado más?
De todos he aprendido. También de Patrick Vollrath, Rian Johnson o Gregg Gelfand. Todos ellos tienen algo en común: una visión muy particular de lo que quieren y saber discernir perfectamente cómo conseguirlo.
ESTRENO: 19 JUNIO EN AMAZON PRIME VIDEO
“ESTAMOS VIVIENDO UN CAMBIO EN EL QUE CADA VEZ MÁS GENTE PUEDE MOSTRAR LO QUE HACE A UNA AUDIENCIA AMPLIA SIN QUE HOLLYWOOD TENGA QUE VALIDARLO”.