Nikolaj Coster-Waldau, por Suicide Tourist.
Tras negar, por activa y por pasiva, en todas sus comparecencias públicas durante el pasado Festival de Sitges, que Suicide Tourist fuera una reflexión (a favor o en contra, según quien lo mire) sobre la eutanasia, su director, el danés Jonas Alexander Arnby, que hace unos años sorprendiera con su debut, Cuando despierta la bestia (2014), una cinta de terror malsano, que se presentó en Cannes, cierra el tema gracias a FOTOGRAMAS: ¡Menos mal que alguien ha visto que lo del suicidio asistido es lo de menos, que es una mera excusa! Lo que me interesa es ese viaje íntimo del protagonista, que sí, tiene que ver con la muerte, pero nada más. Lo de la organización detrás, el hotel solo es una coartada fantástica para llevar a Max de una introspección vital muy Ingmar Bergman a un universo surrealista, oreja cortada incluida, muy David Lynch.