Fotogramas

Daisy Edgar-Jones, actiz.

- 3. 4. 2.

a su despertar sexual y a la diferencia de clases y de lazos familiares que forjan su personalid­ad. Afortunada­mente, cuando empezamos a trabajar

–cuenta Lenny Abrahamson, director de los primeros seis episodios; el resto fueron filmados por Hettie Macdonald–, no sentíamos tanta presión porque desconocía­mos que Gente normal iba a ser un libro tan aclamado, pero el reto era el mismo: cómo llevarlo a tu terreno sin dejar de ser fiel a la historia, qué debes mantener y qué puedes cambiar… Pero, sin duda, lo más complejo fue encontrar a dos actores que transmitie­ran tanta verdad y tantas emociones como la pareja protagonis­ta. Trasladar a la pantalla lo que hay en el interior de los personajes solo se consigue con grandes intérprete­s. Si no los tienes, el resto no funciona.

Química total. Dar con ellos les llevó varios meses. Paul Mescal (Maynooth, Irlanda, 1996), que fue escogido en las primeras audiciones para encarnar a Connell, un adolescent­e carismátic­o y fuerte aunque vulnerable, tenía nula experienci­a en pantalla, pero contaba con varios roles importante­s en el teatro de su país. Y Daisy Edgar-Jones (Londres, 1998), a la que habíamos visto en pequeños papeles en series como Gentleman Jack (2019) y La guerra de los mundos (2019), apareció tras cientos de entrevista­s a actrices anglosajon­as para encontrar a la compleja Marianne, insegura, arisca y tierna al mismo tiempo. La prueba de fuego era verlos actuar juntos y que hubiera química entre ellos porque la serie gira en torno a sus momentos de intimidad y la conexión tan fuerte que tienen. En cuanto hicimos las primeras pruebas de cámara, todos los que estábamos en la habitación nos dimos cuenta de que ellos eran los perfectos Connell y Marianne. De hecho, creo que cualquiera que vea la serie sería incapaz de imaginárse­los con el rostro de otros actores,

continúa Abrahamson.

Fama inesperada. Más de 16 millones de espectador­es vieron Normal People

durante la primera semana de emisión en abril en BBC iPlayer, rompiendo el récord anterior que ostentaba

Killing Eve. De la noche a la mañana, Mescal y Edgar-Jones pasaron de ser prácticame­nte unos desconocid­os a convertirs­e en la pareja de moda en el

Reino Unido. Y todo, envuelto en un escenario surrealist­a, porque mientras se hablaba de ellos en todas partes, los actores permanecía­n encerrados en sus casas por la pandemia del coronaviru­s. Decidí que solo iba a ver las reacciones a la serie a través de los mensajes que me enviaran mis familiares, amigos y, tal vez, Instagram, pero no Twitter porque es un territorio muy hostil. Cuando empezaron a mandarme infinidad de artículos y críticas no me lo podía creer. Estaba muy orgullosa

1. Connell y Marianne en uno de sus primeros encuentros secretos a la salida del colegio. Connell, buen deportista, es uno de los alumnos más carismátic­os de su clase.

Marianne, en sus años universita­rios.

De vacaciones con su grupo de amigos. de nuestro trabajo, pero no esperaba una respuesta así, explica Daisy. ¿Cuál es el secreto de este éxito? Es muy fácil identifica­rse con esta historia de amor, vivirla como si formaras parte de ella. Tanto que a veces te consume –continúa–. Yo me enamoré de mi personaje nada más leer el libro. La entendía y sentía que quería contar su historia. Ella y Connell se comunican de una forma muy especial y se necesitan el uno al otro, argumenta. Sencillame­nte, se aman y se admiran profundame­nte, aunque el amor es complejo y les causa felicidad, pero también dolor, añade Mescal.

Vocación de clásico. Normal People es una serie sobre adolescent­es, pero no (solo) destinada a un público adolescent­e.

Igual que es una historia ambientada en la Irlanda poscrisis, pero bien podría serlo en cualquier otra época. Dos premisas que juegan a su favor. Hemos querido evitar los típicos clichés de los dramas adolescent­es y contar una historia atemporal sin apenas referencia­s a la actualidad. Creo que en los tiempos que vivimos, sobre todo en televisión, lo radical es volver a ese clasicismo, analiza Abrahamson.

La forma de abordar el sexo entre la pareja protagonis­ta, muy presente a lo largo de toda la serie –y uno de los temas favoritos en las redes sociales–, también se rige por una visión naturalist­a, realista, pero al mismo tiempo extremadam­ente poética.

La conexión entre Connell y Marianne es increíble, pero Sally Rooney trata el sexo entre los jóvenes de una forma íntima y positiva, muy alejada de las imágenes que estamos acostumbra­dos a ver. Para conseguirl­o, en el rodaje contamos con la ayuda de la coordinado­ra de intimidad Ita O’Brien, que consensuab­a con los intérprete­s qué escenas, y cómo, querían filmar, explica.

Ahora, la pregunta del millón es: ¿habrá una segunda parte?

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“ES FÁCIL IDENTIFICA­RSE CON ESTA HISTORIA DE AMOR, VIVIRLA COMO SI FORMARAS PARTE DE ELLA. TANTO QUE A VECES TE CONSUME”.
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