Daisy Edgar-Jones, actiz.
a su despertar sexual y a la diferencia de clases y de lazos familiares que forjan su personalidad. Afortunadamente, cuando empezamos a trabajar
–cuenta Lenny Abrahamson, director de los primeros seis episodios; el resto fueron filmados por Hettie Macdonald–, no sentíamos tanta presión porque desconocíamos que Gente normal iba a ser un libro tan aclamado, pero el reto era el mismo: cómo llevarlo a tu terreno sin dejar de ser fiel a la historia, qué debes mantener y qué puedes cambiar… Pero, sin duda, lo más complejo fue encontrar a dos actores que transmitieran tanta verdad y tantas emociones como la pareja protagonista. Trasladar a la pantalla lo que hay en el interior de los personajes solo se consigue con grandes intérpretes. Si no los tienes, el resto no funciona.
Química total. Dar con ellos les llevó varios meses. Paul Mescal (Maynooth, Irlanda, 1996), que fue escogido en las primeras audiciones para encarnar a Connell, un adolescente carismático y fuerte aunque vulnerable, tenía nula experiencia en pantalla, pero contaba con varios roles importantes en el teatro de su país. Y Daisy Edgar-Jones (Londres, 1998), a la que habíamos visto en pequeños papeles en series como Gentleman Jack (2019) y La guerra de los mundos (2019), apareció tras cientos de entrevistas a actrices anglosajonas para encontrar a la compleja Marianne, insegura, arisca y tierna al mismo tiempo. La prueba de fuego era verlos actuar juntos y que hubiera química entre ellos porque la serie gira en torno a sus momentos de intimidad y la conexión tan fuerte que tienen. En cuanto hicimos las primeras pruebas de cámara, todos los que estábamos en la habitación nos dimos cuenta de que ellos eran los perfectos Connell y Marianne. De hecho, creo que cualquiera que vea la serie sería incapaz de imaginárselos con el rostro de otros actores,
continúa Abrahamson.
Fama inesperada. Más de 16 millones de espectadores vieron Normal People
durante la primera semana de emisión en abril en BBC iPlayer, rompiendo el récord anterior que ostentaba
Killing Eve. De la noche a la mañana, Mescal y Edgar-Jones pasaron de ser prácticamente unos desconocidos a convertirse en la pareja de moda en el
Reino Unido. Y todo, envuelto en un escenario surrealista, porque mientras se hablaba de ellos en todas partes, los actores permanecían encerrados en sus casas por la pandemia del coronavirus. Decidí que solo iba a ver las reacciones a la serie a través de los mensajes que me enviaran mis familiares, amigos y, tal vez, Instagram, pero no Twitter porque es un territorio muy hostil. Cuando empezaron a mandarme infinidad de artículos y críticas no me lo podía creer. Estaba muy orgullosa
1. Connell y Marianne en uno de sus primeros encuentros secretos a la salida del colegio. Connell, buen deportista, es uno de los alumnos más carismáticos de su clase.
Marianne, en sus años universitarios.
De vacaciones con su grupo de amigos. de nuestro trabajo, pero no esperaba una respuesta así, explica Daisy. ¿Cuál es el secreto de este éxito? Es muy fácil identificarse con esta historia de amor, vivirla como si formaras parte de ella. Tanto que a veces te consume –continúa–. Yo me enamoré de mi personaje nada más leer el libro. La entendía y sentía que quería contar su historia. Ella y Connell se comunican de una forma muy especial y se necesitan el uno al otro, argumenta. Sencillamente, se aman y se admiran profundamente, aunque el amor es complejo y les causa felicidad, pero también dolor, añade Mescal.
Vocación de clásico. Normal People es una serie sobre adolescentes, pero no (solo) destinada a un público adolescente.
Igual que es una historia ambientada en la Irlanda poscrisis, pero bien podría serlo en cualquier otra época. Dos premisas que juegan a su favor. Hemos querido evitar los típicos clichés de los dramas adolescentes y contar una historia atemporal sin apenas referencias a la actualidad. Creo que en los tiempos que vivimos, sobre todo en televisión, lo radical es volver a ese clasicismo, analiza Abrahamson.
La forma de abordar el sexo entre la pareja protagonista, muy presente a lo largo de toda la serie –y uno de los temas favoritos en las redes sociales–, también se rige por una visión naturalista, realista, pero al mismo tiempo extremadamente poética.
La conexión entre Connell y Marianne es increíble, pero Sally Rooney trata el sexo entre los jóvenes de una forma íntima y positiva, muy alejada de las imágenes que estamos acostumbrados a ver. Para conseguirlo, en el rodaje contamos con la ayuda de la coordinadora de intimidad Ita O’Brien, que consensuaba con los intérpretes qué escenas, y cómo, querían filmar, explica.
Ahora, la pregunta del millón es: ¿habrá una segunda parte?