PARA EXORCISTAS DEL CINE DE TERROR DE LOS 80 SIN MIEDO A LAS PREMISAS DELIRANTES.
Re-Animator
(S. Gordon, 1985) o Agárrame esos fantasmas
(P. Jackson, 1996) añadiendo un toque de Matrix
(H. Wachowski, 1999) hasta dar con un cóctel en el que guiño, relectura y reciclaje conviven para construir un film que no es para todos los públicos, pero que hará las (demoníacas) delicias de los que disfruten de esta clase de exorcismos.
Lo mejor: su capacidad de no tomarse nunca en serio y el amor que destila al género.
Lo peor: el personaje de Bellucci podría haber dado más de sí.