PARA QUIENES NO TEMEN DEGUSTAR AGUAS EN LOS POZOS DE LA LOCURA.
Los contornos abstractos de buena parte del horror surgido de la pluma de H.P. Lovecraft explican por qué sus obras resultan un tanto escurridizas para el cine. Aquí es Richard Stanley quien actualiza uno de sus cuentos de terror cósmico a través de una familia que parece salida de algún film fantástico de los 80 tipo Poltergeist. El director apunta a este imaginario popular para invertir sus dinámicas y socavar la fe en la capacidad de supervivencia de la familia que lucha unida contra el ataque de lo desconocido. Desde el incidente de la madre en la cocina, el film despliega con creciente y perturbadora inquietud cómo se instala la locura en la casa de los protagonistas.
El director añade sabrosos detalles de cosecha propia como elegir a Tommy Chong en el papel del hippie resistente que habita en medio del bosque o que la familia críe alpacas en lugar de reses menos encantadoras. La plasmación estética del terror como espectro cromático, el gran reto de esta adaptación lovecraftiana, deja un tanto que desear. Y ya resulta un tropo demasiado previsible cualquier clímax con un Nicolas Cage desencadenado.
ESTRENO: 7 AGOSTO
Lo mejor: ese abrazo maternal de vocación protectora convertido en algo espeluznante. Lo peor: la desdibujada figura del narrador.