Ennio Morricone.
El pasado 6 de julio falleció, a los 91 años, Ennio Morricone. Sus 500 bandas sonoras para cine y TV, en Europa y Estados Unidos, son ya el legado extraordinario de un genio. Muchas de sus creaciones han atravesado generaciones y también los corazones de
En los 90 años que hay entre una infancia de privaciones y los auditorios con decenas de miles de personas ovacionando a un anciano convertido en algo así como una estrella de rock, cabe una vida, la de Ennio Morricone (Roma, Italia, 19282020), de apasionante devoción a la música y al cine. Sus comienzos como arreglista no fueron fáciles y debió trabajar muy duro para sacar adelante a su familia. Las preocupaciones económicas, como reconocería, condicionaron su vida y por esa razón trabajó en casi todo aquello que se le ofrecía, películas infumables incluidas, incluso cuando ya no necesitaba hacerlas. Pero no fue un compositor que simplemente ponía música a cintas: hacía cine con ellas porque Morricone fue un cineasta total, alguien que sabía muy bien cómo transformar la música y sus emociones en narración, en dramaturgia, en construcción de las películas. Un cineasta total. Sergio Leone, su antiguo compañero de escuela, confió tan plenamente en su capacidad e inteligencia que le pidió la música antes de rodar porque quería que sus personajes se explicaran con ella, con las miradas y con las menos palabras posibles. Además de eso, Morricone revolucionó el género del western con creaciones de espíritu genésico, bíblico, con sonoridades arcaicas y primarias (yunques, látigos, sonidos guturales…) que representaban escenarios y personajes agrestes, anteriores a la idea de civilización o historia, el origen de la humanidad, como en El bueno, el feo y el malo (1966). O también incorporaba melodías de absoluta belleza y lirismo, como el tema de Jill en Hasta que llegó su hora (1968), que comienza siendo solo suyo y acaba por ser de todos a quienes ella da de beber, transformándose así en la música de la esperanza por un futuro mejor. Ningún compositor había llevado la música del género a esos niveles de atrevimiento y de poesía, y por ello fue el mejor.
Los mil Morricones. Pero hubo muchos más Morricone: el emocional, intelectual, melancólico, intenso, sutil, hostil, divertido, serio, amable y también el antipático, el melódico y el atonal. Así fue el Morricone humano y el compositor. Colaboró en todos los géneros con varios de los mejores directores italianos (Pasolini, Bertolucci, Petri, Montaldo… ¡tantos!). También en Francia o en Estados Unidos (Siegel, Boorman, Carpenter, Malick, Fuller…), aunque dejó de trabajar para el cine estadounidense porque me pagaban como al peor músico. Tras La Misión (R. Joffé, 1986) empezaron a pagarle como al mejor y, a partir de ahí, films con Brian De Palma, Pedro Almodóvar (Átame!) y por supuesto con su inseparable Giuseppe Tornatore y también con Quentin Tarantino, con cuya Los odiosos ocho (2015) consiguió el Oscar que le habían negado en cinco ocasiones. A pesar de ser el compositor más famoso –algo más incluso que John Williams o Hans Zimmer, ambos admiradores– hay muchísimas bandas sonoras suyas desconocidas, pero son muy, muy pocas las que no tengan interés musical o cinematográfico.
Pentagrama a celebrar. Su muerte ha sido muy llorada, pero ahora y para siempre toca celebrarle porque su legado no solo es de músicas bellísimas, sino que en su inabarcable filmografía hay incontables lecciones de cine que forman parte indisociable de la respuesta a la pregunta de por qué el cine es el Séptimo Arte. Por eso y por tantas cosas más Morricone se ha ido con su misión plenamente cumplida.
1.
TODO EMPIEZA POR EL GUION
‘Por un puñado de dólares’ (1964) fue el inicio de una legendaria colaboración con Sergio Leone. 2. En ‘Novecento’ (1976) crearía el que Bernardo Bertolucci definió como uno de los himnos de la República de Italia. 3. ‘La Misión’ (1986) lo colocó en la cima por su música intensamente espiritual, una de las mejores de la Historia del Cine.
4. ‘Los intocables de Eliot Ness’ (1987), de Brian De Palma, fue otro éxito mundial de su música. 5. ‘Cinema Paradiso’ (1988) y su arrolladora belleza, inicio de su asociación a Giuseppe Tornatore. Inexplicablemente no fue ni finalista al Oscar a la mejor música. 6. ‘Los odiosos ocho’ (2015) fue un regalo de Tarantino a Morricone y para ella el compositor romano escribió un formidable tema principal, a la vieja usanza.