CARLOS ARECES
Chico para todo en ‘El inconveniente’ de Bernabé Rico, Carlos Areces bromea sobre desacuerdos, dobles lecturas y los ladrillos que cimentaron ‘Lobos de Arga’.
El actor de El inconveniente nos revela los pequeños desencuentros con el director de su película Los lobos de Arga por la condición sexual de su personaje Mario.
En 2010 me propusieron hacer una comedia inspirada en el cine de terror de los 80, llena de guiños a grandes referentes que destilaba respeto por el género. El director y guionista, Juan Martínez Moreno, había pensado en mí para el amigo del protagonista de Lobos de Arga. Al leer el texto me adjudiqué instintivamente el personaje de Mario, gordito y gracioso y hecho a mi medida: un divertido secundario desde el que disponer cómodamente de mis recursos cómicos. En la primera reunión Juan me sacó del error: Le estás quitando el papel a Secun de la Rosa; tú eres Calisto. Hubo otro desacuerdo entre Juan y yo. En las primeras lecturas de guion, Gorka Otxoa y yo creímos percibir en mi personaje un interés por Tomás (el personaje de Gorka) que trascendía la mera amistad. Calisto se interesaba mucho por la vida sentimental de Tomás, sufría acusados cambios de humor con él y le reprochaba no haber recibido respuesta a sus numerosas cartas y llamadas. Pero sentía una intensa felicidad al volver a ver a su amigo, muy en la línea de la que exhibía Mesala cuando se reencontraba con el atractivo Ben-Hur. Gorka y yo decidimos que nos divertía remar en esa dirección, siempre evitando hacer nada explícito, pero ofreciendo una doble lectura para quien quisiera encontrarla. Cuando una escena era especialmente propicia para nuestro juego interno, Gorka me decía: Carlos, mesaléame, y yo añadía a mi acting una dosis extra de intención. Sin embargo, Juan, al que comentamos nuestra apreciación sobre la relación de los personajes, negó tajantemente que aquello estuviera implícito en el texto, y se mostró en desacuerdo con nuestra forma de enfocarlo. Nosotros lo defendimos –al fin y al cabo se trataba de algo muy sutil–, pero todo el que conozca a Juan sabrá que es más fácil doblar un ladrillo que hacerle cambiar de opinión. Y, como también hay quien dice que yo no soy precisamente el paradigma de la flexibilidad, al final todo se resolvió de la única manera posible: yo seguía dándole a Calisto aquella dimensión y luego Juan la eliminaba en montaje. Aun así, creo que todavía sobrevive algún destello delator en mi mirada. En cualquier caso, no parece que fuéramos los únicos en apreciar aquella intensidad en mi amistad por Tomás: acabado el rodaje, Juan me contó, entre gin-tonics, que uno de los productores, tratando de incluir alguna chica en el trío protagonista, planteó en un principio convertir a mi personaje en una exnovia de Tomás aún enamorada de él. Evidentemente, no habría sido complicado: aquel productor se había dado cuenta de que los cimientos para esa relación ya estaban puestos.
‘EL INCONVENIENTE’ SE ESTRENA
EL 18 DICIEMBRE