LOS CHISTES ESTÚPIDOS
¿La comedia es atemporal? ¿Lo que nos provocó risa, nos la provocará siempre? ¿A cambio de qué la segunda entrega de ‘El príncipe de Zamunda’ es clasificada PG-13, menos restrictiva que la R de la original? ¿Acaso está a salvo la comedia de la cultura de
¿ Nadie se acuerda de Eddie Murphy? Yo lo veía con mis amigos de 14 años para inspirar nuestras bromas más desagradables. Sobre todo las de culos, uno de los temas fetiche del actor. Supongo que Murphy no ha desaparecido de las pantallas. Sospecho que está prohibido.
Hablamos del hombre que presentó a los budistas como una secta de pirados en El chico de oro. El que encarnó todos los clichés sobre la obesidad (incluidos los de pedorretas y problemas con las chicas) para El profesor chiflado. Y si Zamunda existiera –y no fuese una caricatura étnica de toda África–, su monarca habría prohibido el retrato que le hizo Murphy en 1988. Se convirtió en el icono de una década. Pero el inclusivo siglo XXI no estaba hecho para este hombre.
Tras más de media década sin estrenar en grandes salas, Murphy ha intentado transformarse y volver al taquillazo. La fórmula es: si los padres tienen nostalgia de Eddie Murphy, asistirán a las salas con sus hijos adolescentes. Pero para eso hay que ser, bueno, educativo.
La secuela de El príncipe de Zamunda incluye un alegato feminista a cargo de la heredera y una escena en la que el barbero de Nueva York desaprueba explícitamente el humor políticamente incorrecto sobre niños hambrientos. Como premio, la película consiguió la clasificación PG-13, que permite su exhibición en funciones familiares.
No es un proceso nuevo. La versión de 1974 de Asalto al tren Pelham 123, con Walter Matthau, se regodea en bromas sexistas y racistas como llamar a los japoneses ‘monos amarillos’ o lamentarse por que se permite trabajar a las mujeres. En su versión de 2009, con James Gandolfini, toda incorrección política fue cuidadosamente evitada.
Los personajes gritan ‘fuck’ cada tres líneas. Pero contra ningún colectivo en especial.
Lo que no esperaba Murphy (¿y quién sí?) era la pandemia, que ha transformado la noción de éxito en el cine.
Hasta 2020, las salas trataban de sobrevivir al embate del home cinema ofreciendo una excusa para salir a toda la familia junta: una película de superhéroes, un biopic de estrellas de rock… la secuela de un éxito de los ochenta. Pero en un mundo de salas cerradas y estrenos postergados, El rey de Zamunda ha sido finalmente adquirido por Amazon a un precio de más de cien millones de dólares. El gran regreso de Murphy a la pantalla grande se verá por pantalla chica.
En la tele no hay que congregar a todas las familias a la misma hora. Cada familia escoge los horarios y, sobre todo, los contenidos que le resultan apropiados. Algunas se seguirán tronchando con las guarradas de Eddie Murphy, otras no. Pero lo que se perderá, bueno o malo, es la experiencia compartida. Porque nuestros chistes adolescentes sobre culos eran bastante estúpidos, pero por eso mismo, todos los estúpidos los compartíamos. Nos reuníamos para verlos, comentarlos, y de paso, vivir.
Esas tonterías de las que está hecha la vida podrían ser mejores, claro. Pero sin cines, algunas de ellas ya nunca serán.
“EN EL REMAKE ASALTO AL TREN PELHAM 123 TODA INCORRECCIÓN POLÍTICA FUE CUIDADOSAMENTE EVITADA. GRITAN ‘FUCK’. PERO CONTRA NINGÚN COLECTIVO”.