Fotomatón.
Quim Àvila.
Con ‘Poliamor para principiantes’, la comedia en la que da vida a un joven despistado y muy romántico en busca de la mujer de su vida, Quim Àvila (Barcelona, 1994) se estrena en el cine como protagonista. ¿Lo siguiente? ‘Girasoles silvestres’, lo nuevo de Jaime Rosales.
¿Cuándo fue la primera vez que pensó en ser actor? No lo recuerdo porque la interpretación entró en mi vida cuando tenía tres o cuatro años. Me alucino y alegro de que mis padres lo supieran ver tan pronto. Empecé con las clases de teatro en la guardería.
¿Cuándo vio que lo había conseguido? Después de una de mis primeras funciones profesionales, con la obra Shopping & Fucking. Al acabar, mis padres me dijeron: Cuando saliste a escena, nuestro hijo desapareció y vimos al personaje.
¿A quién admiraba de pequeño? Mucho y siempre a mis padres y a mis hermanos.
¿A quién admira ahora? Lo sigo haciendo a mi familia.
¿Qué necesita? Viajar, si lo permite la economía. Es un lujo y un privilegio conocer otras culturas y ver el mundo de otra manera.
¿Qué experiencia le sobró? Ninguna. Buenas o malas, les debo ser quien soy hoy.
Aprendí mucho de… Tener cuatro hermanos, cada uno con su punto de vista, lo que te enseña a respetar las opiniones de los otros.
Pensó en tirar la toalla cuando… Nunca. Esta es una carrera de fondo y la voy a necesitar en el futuro para secarme el sudor.
Lo mejor (o peor) que aprendí de una pareja: Se habla de encontrar a la media naranja, pero el mundo está lleno de medios limones, manzanas y otras frutas con las que se puede llegar a hacer también un buen zumo.
Un recuerdo imborrable: La función que improvisamos unos amigos actores y yo para los niños del pueblo en el que nos alojábamos en un viaje que hicimos a Cuba.
Un horror: Fregar los platos, pero me encanta planchar.
Una virtud: La perseverancia. Soy muy de picar piedra.
Me gustaría haber conocido a… Mi abuelo gallego, el padre de mi madre. Creo que las raíces son importantes.
Una manía: Llevar siempre calcetines parejos y combinar bien los colores de la ropa que me pongo.
Mito erótico confesable: Ninguno y los inconfesables no los voy a decir (risas).
Una asignatura pendiente:
Hacer un musical. De chaval estudié canto y danza, como claqué y jazz funk.