Oriol Paulo,
“ME HE ACERCADO A REYES DE LA NOCHE DESDE EL THRILLER. PARA MÍ, PACO EL CÓNDOR ES UNA MEZCLA ENTRE TONY SOPRANO Y LOU GRANT”.
‘Reyes de la Noche’. En su nueva aventura televisiva, Javier Gutiérrez se sumerge en las entrañas de la radio de los 90 para librar, en clave de comedia y solo con un nada disimulado parecido razonable con la realidad, una de las batallas mediáticas más sangrientas… al mismo tiempo que saca los colores a un país en perpetuo estado de cambio.
Un tótem de la pantalla. En lo que llevamos de año, Javier Gutiérrez (Luanco, Asturias, 1971) ha encadenado un noir testosterónico como Bajocero (L. Quílez, 2021), la cuarta temporada de Estoy vivo y, ahora, estrena Reyes de la Noche, miniserie de seis episodios creada por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor (Lo dejo cuando quiera, Cuerpo de élite) que toma como punto de partida la guerra de la radio deportiva de los años 90. ¿Fútbol? Claro. ¿Choque de egos? Por supuesto. No en vano trata en clave de ficción el enfrentamiento entre los dos monstruos de las ondas, José María García y José Ramón de la Morena. Pero también un retrato de un momento clave en la historia reciente de nuestro país, la eterna lucha entre lo nuevo y lo viejo: un clásico que se vive, entre combinados de whisky de garrafa y el humo de cigarrillos y puros, frente a los micrófonos. Siempre he sido un gran oyente de radio, nos cuenta Gutiérrez, atento y en las antípodas de Francisco Javier Maldonado, alias Paco el Cóndor, su personaje. Lo primero que hago por las mañanas antes del primer café es escuchar diferentes emisoras. Aunque creo que en los 90, con la entrada de la TV privada, se apagó parte de la magia. A pesar de que hay muy buenos comunicadores, creo que se ha perdido esa figura del presentador carismático, el tótem de décadas atrás.
Aroma a butano. Es cierto que el perfume de los personajes está ahí, dice de los claros referentes tanto de su rol como el de Miki Esparbé, primero delfín y después rival. Son figuras muy reconocibles que pertenecen al imaginario colectivo de este país. Pero hemos tratado de huir de la parodia y no caricaturizar. Como con Vergüenza, que la tomé no como una comedia, sino como un drama, aquí me he acercado a la historia desde el thriller. Para mí, Paco el Cóndor es una mezcla entre Tony Soprano y Lou Grant. Ese tocar el cielo con la yema de los dedos tiene más que ver, que se me entienda, con una cosa casi mafiosa. Como el poder de sentar en un estudio de radio, casi secuestrar a un ministro, para desatascar una huelga. Pero para que quede claro, no es José María García. Hay momentos que lo recuerda y usamos ese soniquete reconocible que podríamos haber obviado, pero me parecía que ayudaba y que era, como él diría, muy pinturero y acertado para el personaje. Pero no es un biopic.
¿Fútbol es fútbol? Ex periodista deportivo –Hice mis pinitos en la vida real y, en
El penalti más largo del mundo (R. Santiago, 2005), narraba partidos de regional–, exjugador – Con 15, 16 años jugaba ya en la liga de modestos, con tíos hechos y derechos, en Galicia. A la primera carrera ya te habían pegado dos patadas y tenías que pedir el cambio– e hincha del Rácing de Ferrol – Si tengo que escoger entre que el Barça, siendo culé como soy, gane una Champions o el Rácing salga del pozo de la Segunda B, escojo el Rácing–, a Gutiérrez le infunde mucho más respeto y me despierta más interés el fútbol de las categorías inferiores que el de élite. También te digo que para mí los futbolistas ahora mismo no son un gran ejemplo, no son un espejo que recomendaría a la gente joven. Igual que la radio de ahora no es la de entonces, que era más salvaje y más apasionante, el fútbol de hoy no es el de entonces.
Un ciudadano privilegiado. Uno no trabaja para ganar premios o prestigio, sino porque quiere tocar el corazón, abrir al espectador a la reflexión. Yo elijo mis proyectos también con una mirada de ciudadano. Porque esto que se dice que los actores no podemos, no deberíamos opinar… Antes de actor soy ciudadano, asegura apuntando que se sabe un privilegiado en mi profesión. Me cuesta hablar del pésimo momento que estamos viviendo desde mi atalaya de actor que va enganchando un trabajo tras otro. Uno de los últimos estudios de AISGE vomita un dato demoledor y trágico: el 97 por ciento de los bailarines y actores de este país no han ingresado un solo euro en 2020. La mayoría de la gente del audiovisual, del teatro o de la música, lo están pasando realmente mal. Un panorama que contrasta con el consejo que daría a los aspirantes a actores: Trabajar, trabajar y trabajar. Aunque yo no soy muy de dar consejos. Soy más de escuchar que de hablar.
ESTRENO: 14 MAYO EN MOVISTAR+