DE NIÑO A MONSTRUO MARINO
Cuatro años y 400 personas. Luca no es ninguna excepción en la planificación de trabajos de Pixar, aunque su destino, como el de Soul, hayan sido las plataformas. Michael Venturini, su supervisor de animación, estuvo desde el principio: Enrico Casarosa nos proyectó clásicos italianos en el estudio para que aprendiéramos los gestos y la forma de expresarse de nuestros protagonistas. Fue un gran reto porque, por ejemplo, hicimos movimientos con la boca de los personajes para resaltar reacciones que no habíamos desarrollado nunca. A esto había que sumar la animación submarina de los mamíferos marinos y peces, que fueron nuestra inspiración para los niños cuando se transforman en encantadores monstruos.