UN CAFÉ CON MARLON BRANDO
Manuel de Blas, que este mes estrena ‘Ama’ y ‘Hombre muerto no sabe vivir’, nunca olvidará el rodaje de ‘Cristóbal Colón, el descubrimiento’.
Había conocido a la luego productora María Gatti en el rodaje de Mando perdido (Los centuriones) (1966) en Almería, así que cuando supe que estaba trabajando en Cristóbal Colón, el descubrimiento la llamé para ver si tenía hueco. Lo siguiente fue que, en un segundo, viajaba a Malta a primeros de octubre de 1991 para interpretar a Vicente Pinzón, capitán de la nao La Niña a las órdenes de John Glen, un director inglés que ya había dirigido varias películas de James Bond.
Nada más llegar me dijeron que rodaba ¡al día siguiente! y que se habían equivocado con mi personaje, que era mucho más joven que yo. Me hicieron una peluca con urgencia porque mi cabeza ya clareaba. Lo hizo una excelente profesional que acababa de participar en El último mohicano y le salió algo muy indio pero maravilloso. John Glen era supereducado pero no tenía ni idea. Recuerdo una secuencia con George Corraface, el protagonista, en la que tenía que hacer frente a un motín de su tripulación. Glen le dijo que se dejase de preocupaciones y que saliera sonriendo de su camarote: George, smile, smile!
Yo estaba algo perdido con el rodaje en inglés, porque memorizaba mis diálogos pero luego los cambiaban. A los pocos días, de pronto, alguien me habló en español y casi lloro de alegría: era un jovencito Benicio del Toro. Pero lo peor es que nos quedamos sin dinero y todos firmamos una carta muy dura para los productores, que al final nos pagaron. Marlon Brando, que solo rodó cinco días en el Alcázar de Segovia, a millón de dólares por jornada, también la firmó encantado. Nos dijo que quería hacer algo parecido a Campanadas a medianoche y que tenía muchas ideas. Para mi generación, Brando era Dios y me sorprendió mucho su vocecilla y que fuese tan sencillo. Un día estaba yo con mi peluca y mi coraza sirviéndome unos de esos cafés asquerosos de los catering cuando de pronto alguien a mi espalda dijo: How is the coffee? Era él, enorme y vestido de dominico (interpretaba a Torquemada). Yo me corté muchísimo y solo dije well, well, you know. Él me destruyó con su mirada y se puso un té. ¡Qué momento!