El bisturí teléfilo
SERIES VERDADERAS
Cada nueva temporada de
The Crown va acompañada de una sucesión de artículos sobre por qué no se puede hacer una ficción equivalente en España. Casi siempre se echa la culpa de ello a los guionistas, como si en el audiovisual español (o en cualquier otro) no fueran más que unos mandados al servicio de los poderes que de verdad deciden. Merece la pena hacer algo de hemeroteca. Fariña se basó en un libro que se pasó secuestrado varios meses por orden judicial, pero no fue su único embrollo legal: uno de los narcotraficantes que retrataba puso una demanda por cómo la serie lo mostraba manteniendo relaciones sexuales. Tampoco hay que olvidar la querella judicial a propósito de la biografía que inspiró Veneno.
Entre la piel fina y el marco legal, no es fácil que las series españolas puedan explorar la realidad. El último ejemplo ha sido
Reyes de la Noche, la comedia de Movistar+ basada en las guerras radiofónicas deportivas de los años ochenta. La serie hizo juegos malabares en su recreación del periodo, con nombres ficcionales para los vivos, pero trayendo de vuelta a Jesús Gil de entre los muertos. Durante la promoción de la serie, los actores Javier Gutiérrez y Miki Esparbé recibieron una soberana bronca en un programa por parte de uno de los periodistas en quien se inspira. Y no parece que la cosa se vaya a quedar únicamente en críticas destempladas. Se entiende mejor así que en la siguiente serie de Movistar+, Paraíso, los personajes vistan en el verano levantino como si estuvieran en Wisconsin.
Cualquier parecido con la realidad es pura temeridad.