Fotogramas

UN FENÓMENO DE RUBIA

En este 1921 el cine celebra el centenario de actores, directores y creadores con el tiempo convertido­s en mitos del séptimo arte. En el recuerdo Judy Holliday, una de esas estrellas aunque de brillo (incomprens­iblemente) mucho más efímero.

- Por Rosa Belmonte*. *Rosa Belmonte es abogada, columnista y colaborado­ra en varios medios de comunicaci­ón.

“LO MALO PARA JUDY HOLLIDAY ES QUE SU INOLVIDABL­E PAPEL EN NACIDA AYER LA ENCASILLÓ DE RUBIA TONTA. Y SU COCIENTE INTELECTUA­L ERA DE 172”.

Ganar un Oscar de interpreta­ción por una comedia es más difícil que hacerlo por un drama. Ganar un Oscar de interpreta­ción femenina cuando tus rivales son Anne Baxter y Bette Davis por Eva al desnudo, Eleanor Parker por Sin remisión y Gloria Swanson por El crepúsculo de los dioses tiene más mérito que subir el Himalaya con Charles Laughton en un brazo y Melissa McCarthy en el otro. Puede que las otras se bloquearan unas a otras, pero nadie puede discutir que Judy Holliday hace en Nacida ayer una de las grandes interpreta­ciones del Hollywood clásico. De cualquier Hollywood. De cualquier cine. Un despliegue de gracia, inteligenc­ia, hablar rápido y química con Broderick Crawford y William Holden. En 1921 nacieron tantas personalid­ades relacionad­as con el mundo del cine que nos faltan páginas. Berlanga,

Fernán Gómez, Lola Gaos… Y

Judy Holliday, el 21 de junio de

1921 en Nueva York.

Su nombre real era Judith

Tuvim (Tuvim significa Holiday en yiddish). Empezó a trabajar en el Mercury Theater de Orson

Welles como telefonist­a. Estuvo en el grupo de cabaré The Revuers.

Y marchó a Hollywood a hacer

Greenwich Village (1944). Sus escenas fueron cortadas, pero todavía trabajaría el mismo año en Algo para los muchachos y Cita en los cielos. Vuelta a Nueva York. Al teatro. Cinco años después regresó para La costilla de Adán (1949). La mujer a la que defendía Katharine Hepburn. Ese papel le sirvió para conseguir el de Nacida ayer (1950). Con el fin de convencer a Harry Cohn, jefazo de Columbia, Hepburn se prestó a filtrar que Judy les había robado el protagonis­mo a ella y a Tracy. No decepcionó. Aunque Garson Kanin hubiera escrito el papel para Jean Arthur, que abandonó el proyecto de sopetón. Fue la primera de las tres películas que Judy hizo con George Cukor con guiones de Kanin. En las dos siguientes, Chica para matrimonio (1952) y La rubia fenómeno (1954), también participó.

Lo malo para Judy Holliday es que su inolvidabl­e papel en Nacida ayer la encasilló de rubia tonta (su cociente intelectua­l era de 172). Otro de los escollos de su carrera fue McCarthy. Después de Chica para matrimonio fue citada en el Comité de Actividade­s Antiameric­anas. Su abuela era socialista, su madre creció en el Nueva York judío artístico y filosocial­ista. Su padre también estaba en ese ambiente. Un tío suyo, Joseph Gollum, se unió al Partido Comunista. Ella era demócrata y liberal. No la metieron en una lista negra, pero como si lo hubieran hecho. Su carrera continuó en el teatro, pero menos en el cine. Tras Un cadillac de oro macizo (1956) estuvo fuera cuatro años. De 1960 es Suena el teléfono, su última y estupenda película. El cáncer acabó a los 44 años con una actriz que mereció más gloria.

La noche de los Oscar, Judy estaba con Cukor escuchando la retransmis­ión en un night club de Nueva York. También estaba Gloria Swanson. Cuando se oyó su nombre todos miraron a Swanson. Hizo Judy unas declaracio­nes a la prensa y cuando regresó a la mesa, la Swanson le susurró: ¿No podías haber esperado al año próximo?

Está claro que no.

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