El bisturí teléfilo

TURISMO DE SERIES

La vida les cambió un poco a los habitantes de Osuna cuando, allá por el otoño de 2015, el equipo de rodaje de una serie de televisión llegó a ese pueblo andaluz para recrear en su plaza de toros de piedra una batalla. La serie se llamaba Juego de Tronos y, lo demás, como se dice, es historia. Desde la emisión del capítulo, el municipio sevillano recibe un goteo de turistas en busca de la Gran Fosa de Daznak. Al contrario que Estados Unidos y otras zonas del mundo, España ha tardado un poco en apreciar del todo las ventajas del turismo mediático, aquel donde la motivación de los viajeros es conocer las localizaciones de películas y series. Muchos lugares no lo han necesitado, y otros apenas han tenido oportunidades.

Las cosas han empezado a cambiar con el impulso en la producción y los incentivos fiscales, que coinciden con un momento en el que el audiovisual español empieza por fin a tomarse en serio reivindicarse como fuente de riqueza. Y en tiempos de pandemia, cada posibilidad de exposición es bienvenida, como están descubriendo en las Islas Baleares. Mallorca empezó a entrar en el mapa de las series internacionales gracias a El infiltrado y White Lines. Hace unos meses se estrenó en Reino Unido la segunda temporada de The Mallorca Files. Se trata de un simpático policiaco de la BBC sobre una agente británica y otro alemán resolviendo crímenes en la isla balear. Su oficina de turismo ya ofrece una guía de localizaciones para que los visitantes descubran los rincones donde se rodó. Las vacaciones no son únicamente para ver series, también se perfilan como la época ideal para fantasear con ser parte de ellas.