M. Night Shyamalan, por Tiempo.
Lo descubrimos con ‘El sexto sentido’ y desde entonces ha seguido helándonos la sangre con sus historias, desde ‘El protegido’ hasta ‘La visita’. Ahora estrena ‘Tiempo’, una historia con la que se enfrenta a sus temores de la mediana edad. Hablamos con el
Su verdadero nombre es Manoj Nelliyattu Shyamalan pero se lo cambió por el que todos conocemos cuando estudiaba en Filadelfia, donde ha pasado toda su vida, pese a haber nacido en la India (1971). También ha rodado allí todas sus películas hasta ahora. Dice que a los 17 años había grabado ya 45 films en Super 8, aunque su primer gran éxito fue El sexto sentido (1999) que logró seis nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película, Director y Guion Original. Desde entonces ha escrito y producido él mismo todos y cada uno de sus films (El protegido, Señales, El bosque) a excepción de dos encargos que aceptó y no funcionaron para nadie, Airbender: El último guerrero y After Earth. Ahora, con motivo del estreno del largometraje cuyo rodaje dice que ha sido la mayor experiencia de mi vida, nos atiende desde su casa por Zoom. Va sobre una familia de vacaciones en una isla. Un día encuentran un cadáver y empiezan a pasar cosas que no se pueden explicar…, avanza sobre este thriller psicológico con los tintes paranormales marca de la casa, en el que cuenta con Gael García Bernal y
Rufus Sewell. Es la primera vez que sale de Filadelfia para rodar. ¿Cómo ha sido la experiencia de hacerlo en República Dominicana? Increíblemente bonito y muy intenso por la enorme fuerza de la naturaleza. Estábamos en plena temporada de huracanes, aislados… Nos sentimos muy puros allí. Es una vivencia que genera mucha conexión con la Tierra porque ruedas en un espacio vivo: una playa es un lugar en perpetuo movimiento, con criaturas habitando en ella, suceden cosas que te permiten trabajar el martes pero tal vez no el miércoles, hacerlo a las dos de la tarde pero a lo mejor no a las cuatro, y te tienes que mover con ella, con la lluvia, el calor y las tormentas. La película sucede en un solo día, así que tuvimos que rodar el primer tercio solo por la mañana, el segundo únicamente a mediodía y la tercera parte al final de cada jornada.
¿Por qué ha decidido dar este paso ahora, después de 15 películas en su haber?
Trato siempre de salir de mi zona de confort. No me quiero sentir bien ni seguro, no espero decir: Al público le gustó esto, así que se lo voy a dar.
Por eso trabajo con nuevos actores y equipos, esta vez hay un compositor diferente, distintos
“CREO QUE FUI UN NIÑO MIEDOSO, TODAVÍA ME ASUSTAN MUCHAS COSAS. EL MIEDO ES LO DESCONOCIDO Y, POR TANTO, ES UNA EMOCIÓN ÚTIL QUE NOS MANTIENE A SALVO. ES BUENO PARA NOSOTROS”.
montadores y diseñadores de vestuario. Trataba de reinventarme y una localización sorprendente me hacía arriesgar y me ponía en un lugar donde encontraba una mejor versión de mí mismo. Sentía que crecía, que estaba en el lugar adecuado. Mi madre, por ejemplo, va siempre al mismo supermercado, compra los mismo productos, repite las mismas rutinas y yo le digo: Mamá, trata de hacer algo nuevo, busca alguna experiencia diferente porque te estás encogiendo. Tenemos que hacer ese esfuerzo consciente para crecer, y ese es el lugar en el que yo estaba en ese momento. Rodaron todavía en plena pandemia. ¿Cómo afectó esto a la manera de trabajar y al espíritu de Tiempo?
Estuvimos muy aislados y entre el equipo se generó, sin duda, una conciencia fuerte sobre nuestra vulnerabilidad. Todos hemos sentido eso porque no hemos tenido ningún control sobre la situación. Un lunes no sabíamos si las autoridades iban a dictar un nuevo confinamiento el martes y no íbamos a poder volver a casa, o si alguno de nuestros seres queridos se iba a poner enfermo. Pero tuvimos suerte y nada de eso pasó. Fuimos una de las primeras producciones, si no la primera, en rodarse en la naturaleza en esas circunstancias. Éramos muy conscientes de lo afortunados que éramos y la razón es que yo financio mis películas, así que el único que asumía riesgos
era yo. Un equipo de expertos evaluó la seguridad de quienes iban a participar en el proyecto y decidimos ir adelante.
Habla de varios asuntos recurrentes en su cine: las conexiones familiares, el aislamiento, el miedo a envejecer, la existencia de fenómenos sobrenaturales… ¿Qué temas le interesaba especialmente abordar esta vez?
La relación con el tiempo y con nuestra familia era importante. Muchas de mis películas tienen que ver con valorar a los nuestros y hacernos pensar sobre el vínculo que tenemos con ellos. Este es el núcleo de todo. Creo que Steven Spielberg me despertó esto en la cabeza cuando era un niño, a través de acontecimientos sobrenaturales en el núcleo familiar. Después lo he hablado con él y creo que fantasear sobre estos asuntos le ayudó a afrontar los problemas de su vida, el tener un hogar roto y cosas así. Tornar el dolor que viene de las relaciones familiares fracturadas en historias amplifica estos sentimientos y resulta emocionante para quien las ve.
Tiempo viene del cómic Castillo de arena
(Astiberri). ¿Qué le motivó a llevarlo al cine?
Mis hijas (tengo tres) me lo regalaron por el Día del Padre hace tres años. Me encantan las novelas gráficas porque cuentan una historia en imágenes, que es básicamente como funciona mi cerebro. La premisa era tan bizarra como que el tiempo pasa muy deprisa ante los ojos de la gente. Era emocionante e inquietante y tenía mucho que ver con preocupaciones que yo tenía en ese momento: verlas crecer a ellas, ver envejecer a mis padres, a quienes veo ya tan mayores. Esa historia me permitía hablar de mis temores actuales.
Ha experimentado con un estilo visual muy distinto al del resto de sus películas. Sin embargo, el tono es plenamente reconocible. ¿Es premeditado?
Hay algo que la conecta con todo mi cine anterior: el sentido de contención. Trato de hacer historias contenidas, encuentro que dan más juego, me gusta el minimalismo, la insinuación y en este caso funciona de manera muy diferente porque sucede completamente en exteriores. El 99 % de las veces contención significa estar dentro de un edificio, en un plató, y en este caso rodamos exclusivamente en una playa. ¿Qué significa el miedo para usted, por qué se siente tan atraído por esa sensación? Creo que fui un niño miedoso, todavía me asustan muchas cosas. El miedo es lo desconocido y, por tanto, es una emoción útil que nos mantiene a salvo, por eso es bueno para nosotros. También es algo que nos permite crecer y esos temores que de alguna manera ejercen de maestros son los que me interesan. Los miedos pueden frenarte de hacer cosas, pero también nos hacen crecer.
“EL PÚBLICO ESTÁ DESEANDO VOLVER A LAS SALAS Y NO HE VISTO NI UNA EVIDENCIA DE LO CONTRARIO. SERÉ EL ÚLTIMO EN DEJAR DE CONTAR HISTORIAS QUE SE VEAN EN UN CINE”.
Se dice que rechazó dirigir alguna de las películas de Harry Potter, Superman o Batman. ¿Por qué no le interesan este tipo de franquicias de gran presupuesto?
No es que no me atraigan, desde luego que lo hacen. Simplemente esas propuestas llegaron siempre en un momento de mi vida en el que yo estaba pensando en otras cosas. Esta es mi nueva película [enseña a través de la pantalla una libreta gris con una goma roja]. Así que si me ofrecen otro proyecto ahora voy a tener que dejar este aparcado durante dos años. Siempre hay una pérdida. Además, yo llevo una vida muy sencilla y doméstica: tengo hijos que van a la escuela y llevamos una rutina muy estructurada. No somos ese modelo de familia con un padre viajando todo el rato por el mundo por su trabajo. Me gusta esta vida, he rodado siempre cerca de casa, volvía cada noche a dormir. La primera vez que he viajado ha sido esta y desde dos años antes estaba ya preparando a las chicas, contándoles que en algún momento me tendría que ir a una isla diez semanas. Ha sido algo importante para nosotros y las películas que están en estos cuadernos serán todas aquí, en casa.
No estará pensando en escribir algo relacionado con la pandemia…
Ciertamente se parece mucho al tipo de cosas que yo hago y creo que hay muchas historias que contar sobre este periodo. Pero no puedo desvelarte nada de lo que hay en mis libretas.
Lleva casi 30 años de carrera. ¿Cuál de sus trabajos considera más relevante?
Muchas películas porque todas han sido originales, guiones escritos por mí. Pero creo que últimamente La visita (2015) es la que provocó más cambios. Es en la que hice algo completamente sin reglas, nadie pertenecía a ninguna gran compañía y ni siquiera tenía la garantía de que algún día llegáramos a estrenar. La sacamos adelante con muy poco presupuesto pero luego hizo cien millones. Comenzó entonces mi relación con Universal, lo que ha sido muy fructífero, esta es mi cuarta película con ellos. Cambió muchas cosas para mí.
Su último proyecto era la serie de televisión Servant. ¿Cómo ve el futuro de la industria? ¿Es optimista sobre el regreso del público a las salas?
No solo soy optimista, es que creo que la audiencia está deseando volver y no he visto ni una sola evidencia de lo contrario, excepto lo que dicen los medios de comunicación. Todos queremos ver películas juntos, esa es la gracia de la experiencia y verlo con el mejor sonido, la mejor pantalla. Es simplemente mejor. Hay una conversación constante sobre esto, pero la conclusión siempre es que nunca vas a tener una experiencia similar a la de estar en una sala. Seré el último en dejar de contar historias que se vean en un cine. ◆
ESTRENO: 30 JULIO