74º Festival de Cannes.
El primer Festival de Cannes de la era COVID se saldó con la flamante apuesta del certamen francés por un cine del exceso. En esa liga, brilló ‘Titane’, que convirtió a Julia Ducournau en la segunda directora en llevarse la Palma de Oro. El festival campeó la realidad pospandémica subido a un triunfalismo algo desmedido.
Lo más histórico: Desde su proyección, en el ecuador del festival, Titane se convirtió al instante en el film-escándalo del certamen. Con su historia de una asesina en serie avezada al fetichismo de las cuatro ruedas, la francesa Julia Ducournau proponía el hermanamiento entre un imaginario monstruoso –en sintonía con ‘la nueva carne’ de David Cronenberg– y la transgresora demolición, a golpe de sangre y aceite de motor, de toda concepción tradicional de la identidad de género (normativa, binaria, fija). La subversiva propuesta de Ducournau fue validada por el jurado presidido por Spike Lee, que convirtió a la directora de Crudo en la segunda mujer en lograr la Palma de Oro, la primera en hacerlo en solitario después de que Jane Campion compartiera la de 1993 con el chino Chen Kaige.
… excesivo: Cannes 2021 no fue lugar para películas tímidas, comedidas, inofensivas. Se impusieron las obras felizmente desmedidas, capaces de desbordar sus propios límites. Así lo hizo Annette de Leos Carax, una ópera rock indomable que medita, con un sentir trágico y un Adam Driver colosal, acerca de la deshumanización del mundo a manos del narcisismo y el mercantilismo. En un registro igual de melancólico, pero con un idealismo incorruptible, Wes Anderson sublimó su cine de viñeta animada en la deslumbrante La Crónica Francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun), que disfraza de homenaje al periodismo el eterno mantra del director de Academia Rushmore: vive como quieras sin renunciar a tus sueños. Por su parte, Nadav Lapid llevó su cine manierista hasta nuevas cotas de inventiva plástica y musical en la apabullante Ahed’s Knee, una disección furiosa del espíritu militarista y la falta de libertades que, según el autor de Sinónimos, reina en Israel. … transgresor: Las mejores películas del festival dejaron constancia del poder transfigurador del cine. En Benedetta,
Paul Verhoeven convierte la historia de una monja lesbiana en la Italia del siglo XVII (prodigiosa Virginie Efira) en una celebración sensual y escatológica de la lucha contra el poder institucional. Mientras, el tailandés Apichatpong Weerasethakul prolonga en Memoria
su búsqueda de imágenes y sonidos que devuelvan al cine a un estado primigenio: un nuevo comienzo (vehiculado por una Tilda Swinton perdida en Colombia) desde el que repensar la relación del ser humano con la memoria personal y colectiva.
… sensible: En un festival abocado a las emociones fuertes, también hubo lugar para la delicadeza, muy presente en la algo anodina odisea cinéfila de Bergman Island, de Mia Hansen-Løve; en la historia de iniciación y en la medita
ción sobre el transcurso del tiempo de
Libertad, de Clara Roquet; en el punzante drama y el humor negro de la discreta Tout s’est bien passé, de François Ozon; en la estimulante Compartment No. 6, de Juho Kuosmanen –una pausada comedia romántica protagonizada por dos personajes en busca de su destino–, y sobre todo en la memorable Drive My Car, en la que Ryûsuke Hamaguchi adapta un relato de Haruki Murakami, evoca a Chéjov y rebusca en el fondo de la aflicción humana entrecruzando las formas del cine y el teatro.
… autoral: Cannes 2021 mostró las luces y sombras del cine de autor. Del lado luminoso, el italiano Nanni Moretti exhibió su madurez y sabiduría en la sobria y conmovedora Tres pisos; el estadounidense Todd Haynes demostró, con el documental The Velvet Underground, que es incapaz de fabricar imágenes sin vigor expresivo y hondura significativa, y el israelí Ari Folman actualizó el imaginario de Ana Frank para las nuevas generaciones en el notable film de animación
¿Dónde está Ana Frank? Luego, del lado sombrío, el iraní Asghar Farhadi mostró en A Hero su severidad a la hora de jugar con la suerte de sus protagonistas; la húngara Ildikó Enyedi anestesió al público de Cannes con la lánguida The Story of My Wife, y Sean Penn no consiguió hacer cuajar del todo su homenaje al cine de John Cassavetes y Terrence Malick en la tempestuosa Flag Day.
… revelador: En Cannes 2021 se echaron en falta más revelaciones autorales; sin embargo, abundaron los descubrimientos en materia actoral. El premio a la Mejor Actriz fue para la noruega Renate Reinsve, que en la muy agridulce The Worst Person in the World, de Joachim Trier, da vida a una joven que hace del inconformismo la razón de ser de su vacío existencial y su nada cotidiana. Por su parte, en el apartado masculino triunfó el estadounidense Caleb Landry Jones, que en Nitram, del australiano Justin Kurzel, encarna a un joven sociópata perdido entre la marginalidad y la incomprensión de su madre (Judy Davis). Aunque la revelación actoral más inesperada fue la del ex actor porno Simon Rex, que en Red Rocket, de Sean Baker, lleva hasta la América profunda el encanto y la perversidad del capitalismo salvaje.
… inquietante: El penúltimo día de festival, el delegado general del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, anunció en un tono sorprendentemente triunfal que, de las miles de pruebas PCR realizadas durante el festival a periodistas y otros participantes, 70 habían dado positivo. Con este dato inquietante, se cerraba un festival que se celebró sin limitaciones de aforo en las salas y con un sistema de reserva de entradas que, en los primeros días de festival, volvió locos a los acreditados al certamen francés.