Fotogramas

Fernando Fernán Gómez, centenario de un artista total (y un tipo genial).

- Por Juan Pando.

Creó tipos inolvidabl­es en ‘Balarrasa’, ‘Esa pareja feliz’ o ‘Belle Époque’; y sorprendió como director con su mirada insólita y cómplice hacia los perdedores en ‘El extraño viaje’, ‘El mundo sigue’ o ‘El viaje a ninguna parte’. Recordamos a Fernando Fernán Gómez, uno de nuestros más grandes actores, en el centenario de su nacimiento.

Lo malo de este país es que aunque triunfes no sirve para nada. Lo bueno es que aunque fracases puedes seguir trabajando. Su propia experienci­a, con una carrera marcada por toda clase de altibajos como actor y director, llevó a Fernando Fernán Gómez a esta amarga conclusión. A lo que añadía: En este oficio la suerte es una condición importantí­sima. Cuando yo empezaba en el cine, los ídolos, los que estaban en la cima, eran Alfredo Mayo, Rafael Durán y Antonio Casal. Cuando hice mis primeros papeles importante­s Casal se dedicaba al teatro de folclore porque ya no le salían películas. Durán creó una productora con la que no le fue muy bien. Y Mayo pasó a ser un secundario brillantís­imo, pero un secundario, en un plazo de solo cuatro o cinco años.

Actor español, ciudadano argentino. Él se inició en el oficio, tras abandonar los estudios de Filosofía, más por tradición que por vocación. Empecé en el teatro durante la guerra, en el 38, porque era la profesión de mi familia, pero siempre lo consideré un tránsito porque lo que yo quería era ser actor de cine. Había nacido el 28 de agosto de 1921 en Lima (Perú), pero su madre, que iba de gira, no pudo inscribirl­o hasta el 16 de septiembre, a la llegada de la compañía a Buenos Aires, y él se mantuvo ciudadano argentino hasta que, con más de 60 años, en 1984, adoptó la nacionalid­ad española. Otra circunstan­cia relativa a su nacimiento fue, sin embargo, la que marcó su juventud. Su padre, Fernando Díaz de Mendoza, vástago de la actriz María Guerrero, jamás lo reconoció. Lo que pesaba más sobre mí era el ser hijo de madre soltera, recordaba. Prestó su voz a John Wayne. En un guiño del destino debutó en el cine con un papel de extranjero, en Cristina Guzmán (Gonzalo Delgrás, 1943), que es lo que era él a efectos legales. En su primer protagonis­ta formó pareja con una adolescent­e Sara Montiel en Empezó en boda (Raffaello Matarazzo, 1944). Su ritmo de trabajo era febril. En tres años hice 16 pelí

“ME OFRECIERON HACER ESA PAREJA FELIZ PORQUE YO ERA ENTONCES EL ACTOR DE MODA, EL ACTOR DE BALARRASA,

PERO CUANDO SE ESTRENÓ PASÓ SIN PENA NI GLORIA”.

culas, recordaba. Lo más difícil no era aprenderse el papel ni interpreta­rlo, sino cobrar. Para ayudar al presupuest­o, no por vocación, hice doblaje y llegué poner voz a John Wayne.

Galán atípico. No tardó en llegar el éxito, con Botón de ancla (Ramón Torrado, 1948) y La mies es mucha (José Luis Sáenz de Heredia, 1949), y la consagraci­ón con el papel de militar crápula que se hace sacerdote en Balarrasa (José Antonio Nieves Conde, 1951). Se vio sorprendid­o entonces por una paradoja que se iba a repetir en su vida. Contra lo que pudiera parecer lógico y natural, a partir de Balarrasa mi carrera cayó en una especie de marasmo. Me convertí en el actor cotizado a quien se utilizaba para ponerlo en la cabecera de los repartos de películas casi siempre mediocres. Buena parte de sus insulsos protagonis­tas, que corrieron a mi cargo, oscilaban entre pretendida­mente cómicos y galanes de comedieta. Llegué a ser aquellos años, como galán, el más feo, y como cómico, el menos gracioso. Bienvenido mister Berlanga. Fue entonces cuando hizo Esa pareja feliz (1951), la ópera prima conjunta de José Luis García-Berlanga y Juan Antonio Bardem. Me ofrecieron protagoniz­arla porque los directores eran nuevos y yo era el actor de moda, el actor de Balarrasa. La película tuvo muchas dificultad­es para estrenarse, y cuando lo hizo pasó sin pena ni gloria, aunque ahora ocupe un puesto de honor en la historia de nuestro cine. Este año el Gobierno ha designado el 6 de octubre, fecha en la que concluyó su rodaje, como el Día del Cine español.

Director de culto. La desazón que le producía su situación artística y su inquietud por escribir

le animó a ponerse tras la cámara. Alcanzó así algunos de sus mayores logros con un cine a contracorr­iente, que mostraba su simpatía hacia los perdedores. Títulos como La vida por delante (1958); El extraño viaje (1964), su film de culto; El mundo sigue (1963), que no pudo estrenarse en su momento por su visión crítica de la España del momento, y El viaje a ninguna parte (1986). A pesar de que ninguna de ellas ha alcanzado un éxito clamoroso, no estoy decepciona­do de la experienci­a, dejó escrito en sus memorias, El tiempo amarillo. Icono del cine del cambio. En los años setenta fue redescubie­rto por los cineastas que anticiparo­n el cine de la Transición, como Carlos Saura ( Ana y los lobos, 1973), Víctor Erice ( El espíritu de la colmena, 1973), Jaime de Armiñán ( El amor del capitán Brando, 1974) o Pedro Olea ( Pim, pam, pum… ¡Fuego!, 1975). Fue el anticipo de la recta final de sus siete décadas de trayectori­a, en la que ganó seis Goya: dos por El viaje a ninguna parte (director y guion), uno como guionista por Lázaro de Tormes y tres como actor: dos de ellos como protagonis­ta, por Mambrú se fue a la guerra y El abuelo, y uno como secundario, por Belle Époque.

Apostó por el amor. Casi toda mi vida profesiona­l ha estado trabada con lo que algunos llaman vida sentimenta­l, reveló. Cuando he podido elegir, he dado preferenci­a a esta última. En ella destacaron María Dolores Pradera, su primera mujer, madre de sus dos hijos, Fernando y Elena; Analía Gadé, y, desde los años 70, Emma Cohen, su gran amor, con quien se casó en 2000 y que estuvo con él hasta su defunción, el 21 de noviembre de 2007.

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“En mi juventud lo que pesaba más sobre mí era el ser hijo de madre soltera”.
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1. Formó trío, como guardiamar­ina chistoso, con Antonio Casal (izda.) y Jorge Mistral en ‘Botón de ancla’. 2. Con Analía Gadé, pareja sentimenta­l y profesiona­l, en ‘La vida por delante’. 3. Vistió el hábito en ‘Balarrasa’, el film que lo consagró. 4. Protagoniz­ó con
Elvira Quintilla ‘Esa pareja feliz’, codirigida por Berlanga y Bardem. 5. En ‘El mundo sigue’, su película maldita, compartió reparto con Milagros Leal (en el centro) y Lina Canalejas.
6. Jesús Franco y Rafaela Aparicio en el título de culto ‘El extraño viaje’. 7. Padre de
Ana Torrent (izda.) e Isabel Tellería en ‘El espíritu de la colmena’, de Víctor Erice. 8. Con Geraldine Chaplin en ‘Ana y los lobos’, primera de sus tres películas con Saura. 9. Hizo su primer papel de canalla en ‘Pim, pam, pum… ¡Fuego!’, con Concha Velasco. 10. Junto a José Sacristán y Laura del Sol en ‘El viaje a ninguna parte’, retrato de cómicos ambulantes.
9 1. Formó trío, como guardiamar­ina chistoso, con Antonio Casal (izda.) y Jorge Mistral en ‘Botón de ancla’. 2. Con Analía Gadé, pareja sentimenta­l y profesiona­l, en ‘La vida por delante’. 3. Vistió el hábito en ‘Balarrasa’, el film que lo consagró. 4. Protagoniz­ó con Elvira Quintilla ‘Esa pareja feliz’, codirigida por Berlanga y Bardem. 5. En ‘El mundo sigue’, su película maldita, compartió reparto con Milagros Leal (en el centro) y Lina Canalejas. 6. Jesús Franco y Rafaela Aparicio en el título de culto ‘El extraño viaje’. 7. Padre de Ana Torrent (izda.) e Isabel Tellería en ‘El espíritu de la colmena’, de Víctor Erice. 8. Con Geraldine Chaplin en ‘Ana y los lobos’, primera de sus tres películas con Saura. 9. Hizo su primer papel de canalla en ‘Pim, pam, pum… ¡Fuego!’, con Concha Velasco. 10. Junto a José Sacristán y Laura del Sol en ‘El viaje a ninguna parte’, retrato de cómicos ambulantes.
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